¿Fundamentalismo católico?
Quisiera hacer unas puntualizaciones a la carta publicada por el señor Julián Alonso Elizo contra el fundamentalismo católico el lunes 12 de enero de 2009.
Aparte de la crítica que realiza a una periodista, de un artículo en su columna de opinión de este periódico, y que no leí por estar ausente, y que podría compartir en parte con sus razonamientos, quería hacer las siguientes consideraciones: insiste repetidamente en la condición de fundamentalismo de la religión católica. La religión católica proclama y defiende sus principios, sin tratar de imponer nada a nadie (prueba de ello es que usted se declara ateo, y está en su derecho), teniendo derecho a manifestar su postura y desacuerdo cuando lo haya con los temas que van en contra de dichos principios como es lógico (léase aborto, eutanasia, ,¿matrimonio? de homosexuales, etcétera).
En lo referente a una "supuesta" persecución religiosa, o persecución laicista, llámelo como quiera, contra los valores católicos, cristianos, etcétera, no puede negar que con frecuencia están de actualidad polémicas en torno ya sea a retirada de símbolos religiosos en la vía pública, en colegios (ignorando las decisiones de los consejos escolares), donde incluso han llegado a retirar un nacimiento estas Navidades una vez instalado, críticas contra la Conferenciai Episcopal (que usted mismo cita en su escrito), que pueden hacerse, pero siempre en tono despreciativo, y no hablemos ya de pintadas y profanaciones en iglesias, rechiflas en manifestaciones, Carnavales, obras de teatro (barbaridades) y una gran lista que, sin ir más lejos, y bien recientemente, se amplía con la colocación bien visible, en ciertas ciudades de España, de anuncios en los autobuses urbanos en contra de la existencia de Dios y aconsejando la mejor forma de vida: eso ¿no es fundamentalismo?
Con referencia a la concentración en Madrid el último domingo de diciembre, por si no lo sabía, coincidía con la celebración de la fiesta religiosa de la Sagrada Familia, y la finalidad de la misma era la convocatoria de todas las familias españolas (católicas o no católicas) como exaltación de las mismas, en estos tiempos en los que se resquebrajan muchas de ellas (separaciones, divorcios, violencia doméstica, etcétera), siendo, como es, la familia la base fundamental de la sociedad, y que usted mismo valora y defiende en su escrito. La finalidad política de la misma, que usted afirma, es cosa suya y de los que de esa forma quieren interpretarla.
Aquí todo el mundo tiene derecho a opinar, criticar destructiva y despreciativamente en contra de la Iglesia católica y de sus miembros (no de otras confesiones), pero si es ella la que opina, está haciendo política, no tiene derecho a opinar y quiere desgastar al Gobierno. A mí, en particular, no se me ocurre criticar públicamente a otras religiones, ni al ateísmo, ni a sus miembros, aunque no comparta sus ideas.
Respetémonos todos y que cada uno defienda libre, democrática y educadamente lo suyo. Muchas gracias.
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