Mallada y la ley de Caza
Señora Mallada, ¿qué aspectos de la ley de Asturias de la Caza, según usted, tienen que cambiarse?
¿Sería de agradecerle nos indique a los cazadores asturianos los conceptos que sean motivo de cambios para supuestas mejoras en la ley de Asturias de la Caza, que en su ánimo estén en convalidar o sustituir, si fuese necesario? Es evidente que la vigente norma legislativa, data de 1989, a la que me quiero referir se encuentra necesitada de reformas, para adaptarla a las circunstancias de su tiempo. Pero de esta ley hay algo que no se debe perturbar. Si algo importante, decisivo, ha marcado el carácter que la distingue ha sido su capacidad de conceder la oportunidad de cazar en igualdad de condiciones, lo sigue haciendo, a todos los interesados en ejercitarse en esta actividad. La caza social no concede desigualdades. Y, es de esperar, por el bien de la caza asturiana, siga manteniendo y desarrollando estos principios. El prólogo de la actual ley es suficientemente esclarecedor en el mensaje. En este aspecto, no deja resquicio que pueda ser objeto de ser mal interpretado. No hay confusión posible.
En numerosas ocasiones la he escuchado decir a través de los medios de comunicación y opinión que hay que reinventarse otra ley de Caza para Asturias. Pero la cosa, observo, no pasa de ahí. Aquí se queda. Lógicamente, tan interesada como parece estar en centrar este asunto y darle salida, se desprende de sus palabras, debería sea más explícita, conceda a los interesados, entre los que me encuentro, la gracia de saber algo más de sus intenciones para con la caza social asturiana. ¿La mantendría Ud. en las mismas condiciones que ahora, de ser la responsable de su mantenimiento? La gestión y el ordenamiento cinegético no pueden estar en manos de cualquiera que se precie de saber. Ello no es óbice para ser escuchados y atendidos si procediese. Se trata de la sabiduría popular que también es válida en múltiples ocasiones. Tiene que saber, supongo, si no la han informado mal, que cazar en Asturias lo puede hacer cualquiera que lo desee, sin importarle su lugar de residencia o empadronamiento, por muy lejos que esté de nuestros lares. A nadie se le ponen obstáculos insalvables. Y, es que la caza, en Asturias, es distinta a todas las demás, porque aquí las especies cinegéticas viven en libertad en nuestra espléndida naturaleza que tan generosamente las acoge y permite desarrollarse, sin olvidar la mano del hombre en estos logros, es este caso del cazador. Por lo tanto, lo de los cotos privados... ¡que no le cuenten cuentos! Eso es para cuatro. No querrá eso, ¿verdad?
Es por ello que la caza social en nuestro Principado resulta. No discrimina. La caza social al ser tan sumamente participativa, es un motor económico formidable. Curiosamente, se relaciona en buena armonía con el medio rural. Si no existiese habría que inventarla. Por favor, protejámosla.
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