El incomprendido pueblo cubano (En respuesta a Tomás Fernández Antuña)
Siempre nos extraña que personas o ciudadanos como Tomás Fernández Antuña, nacidos en países libres donde se respetan sus derechos, entonen una loa en defensa de un sistema totalitario que ha impuesto un monopolio ideológico y político a una nación a través del miedo, la deslegitimación y el descrédito. Muchas de estas personas, de ustedes, ni siquiera son conscientes de que son igualmente víctimas de este poder omnímodo que maneja sus vidas y haciendas a su antojo.
Lo más llamativo, para nosotros los cubanos, es que, presumiendo de tener tan vasto conocimiento de la nación cubana en su conjunto, usted no haya sido capaz de haberse aproximado a la realidad que se vivió en Cuba el pasado 11 de julio, donde participaron en las manifestaciones pacíficas todas estas personas que usted menciona, el emprendedor, el parásito, el joven, el gusano, etcétera, como parte de una sociedad, sin duda compleja, que se unió para reclamar una sola cosa: “Libertad”.
Usted marginaliza a estos manifestantes, que son un producto mismo de la Revolución, pues son menores de 63 años y que han dicho basta. Criminaliza el estallido social que curiosamente tiene en la libertad su principal relato y tema.
Defiende como nosotros el derecho del pueblo cubano a determinar su destino, pues exactamente esto fue lo que hizo, en un clamor popular, para poner fin a esta dictadura, cantando a la esperanza, entonando el “Patria y Vida”, expresando el más profundo desprecio por el sistema de gobierno más incompetente de la historia de Cuba.
OJO!!!!! Firmado por el Consejo para la Transición Democrática en Cuba
Elena Larrinaga de Luis. Secretaría de Relaciones Exteriores. Partido Demócrata Cristiano de Cuba (PDC)
Manuel Cuesta Morúa. Vicepresidente. Partido de la Social Democracia. Cuba.
Entendemos que toda la izquierda española y parte de su derecha -asumiendo que los empresarios con intereses en Cuba no militen en Podemos o en el PSOE- se asustaron ante la multitudinaria desafección política manifestada hacia la dictadura cubana y sus colaboradores. Temor, por otro lado, comprensible, porque todos comparten con el Gobierno un viejo y profundo desprecio, ligado a la subestimación, del pueblo cubano. No el de la revolución abstracta, sino el de la real, con quien el autor no tiene ningún contacto. Defiende el anexionismo inverso, es decir, hacer depender el bienestar cubano de su relación con los EE UU.
Las jornadas del 11 de julio vaciaron el control semántico de la Revolución. Ese día se conjugaron tres hechos: la orden de guerra civil desde el Estado, la brutalidad de las boinas negras y el palo y tente tieso de las brigadas paramilitares cubanas, ilegales, por cierto.
Los integrantes del Consejo para la Transición Democrática en Cuba, defensores de los derechos humanos y los principios democráticos, seguimos en pie con nuestra propuesta de una transición pacífica a la democracia. De ahí no nos moverán.
Señor Fernández Antuña, los gobiernos pasan, los pueblos permanecen.
Elena Larrinaga de Luis
Madrid
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