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Cada cual con su cadacuala

6 de Agosto del 2021 - marino iglesias pidal (gjón)

De nuevo la misma fuente de inspiración, nacida de la inspección.

Me saltó el título cuando buscaba uno mío, pero yo salté su salto. En criollo, decidí no pararle bolas, pero, como el mío no aparecía, buscaba y buscaba y lo veía y lo veía (el dichoso, no el mío). Hasta que, en su salto, "El enemigo no está entre nosotros", activó el automático sobre un par de mis recuerdos.

El primero era un chiste en el que, el centinela, se dirigía al mandamás. - Mi comandante, un numeroso grupo armado se dirige hacia nosotros.

El comandante. - ¿Son amigos, o enemigos?

El centinela. - Deben ser amigos, porque vienen todos juntos.

El segundo, mientras los asaltantes gritaban, entre otras, “queremos sangre para hacer morcillas", el mensaje del coronel Pinilla en el Simancas al crucero Almirante Cervera: Disparad sobre nosotros, el enemigo está dentro.

Estos dos ejemplos conforman la exacta ambivalencia interpretativa del titular que me motiva.

El primer caso deja claro que, los armados amigos que se acercan, no tienen al enemigo entre ellos, lo tienen enfrente.

No deja menos claro dónde está el enemigo en el caso del Simancas.

Leí el susodicho para darme la satisfacción de felicitarme por mi habilidad adivinatoria. A que voy a encontrarme algo así, como lo que, efectivamente encontré.

Están, dicen, hartos de que los denigren y calumnien en un ejercicio de "venganza" más propio de las mafias americanas de los años cincuenta. Esto, que desde luego no debe pasar impune para la justicia, tampoco debe aceptarse en un sistema democrático donde estos comportamientos son propios (por supuesto, digo yo) de la ultraderecha que abraza el fascismo.

También digo yo, coño, natural, gente que ¡jamás! se le ha ocurrido denigrar, ni calumniar, ¡ajena por completo! ni que decir tiene, a cualquier parecido con el acto de venganza propio de mafias americanas...

Y, como es natural en todo número circense que se precie, el triple mortal, para el final: ¡La justicia no debe dejar impune estos actos propios de la ultraderecha fascista! Y el gesto triunfal del artista.

He dicho en algún momento que, las primeras, ingenuas, reflexiones políticas, me las hice a los dos o tres años de la muerte de Franco, ésta que ahora me viene a la memoria se corresponde con aquellos momentos.

Un pensamiento que tenía cada vez que acudía al almacén de mi curro: ¿Habrá que tener algún título para ejercer de almacenero?

Es que me parecía tremendo chollo. Su labor fundamental, dado el tiempo de dedicación, era sin duda la lectura de comiquitas, nunca vi al tal haciendo otra cosa. Bueno, puesto a ser minucioso, me acercaba el vale para firmar mientras ordenaba a su ayudante (¡porque tenía ayudante!) que me entregara la petición en cuestión. Ah, y también, cuando llegaba mercancía, chequeaba e iba punteando sobre una tablilla la que descargaban (otros, no él, por supuesto).

El recuerdo se complementa con el momento en que le pedí y no entendí que no me atendiera, hasta que me lo explico: era, no recuerdo que vaina, sindicalista, y tenía no sé qué horas de no sé qué días que eran de dedicación a su sindicato. Mi urgencia habría de esperar al día siguiente, su tiempo de dedicación al sindicato era sagrado.

Yo, entrecerré los ojos para una mayor concentración al preguntarme: ¿Querrá decir algo que el primer sindicalista que conozco sea el más currante de la empresa?

Ni se me pasa por la cabeza meterme en apologías de todo punto estériles. Cada cual sabe lo que dice, piensa y hace. Lo que dudo mucho es la intención e imparcialidad de juicio a la hora de fallar sobre eso que dice, piensa y hace cada cual.

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