Inconscientes e irresponsables
No nos comportamos como seres conscientes de nuestra responsabilidad con otros seres conscientes que viven en el planeta. Nuestra consciencia podrá ser única, pero no es la única: otros tienen también la suya y a nosotros nos toca la responsabilidad de cuidar de su existencia. Por eso científicos reunidos en la Universidad de Cambridge firmaron la Declaración sobre la Consciencia: “Pruebas convergentes indican que animales no humanos tienen los sustratos neurológicos (...) de estados conscientes, junto con la capacidad de exhibir comportamientos intencionales (...) animales no humanos, que incluyen a todos los mamíferos y aves, y a otros muchos animales, entre ellos los pulpos, poseen asimismo estos sustratos neurológicos”. Pero no nos estamos haciendo responsables de la vida del planeta y deberíamos hacerlo, pues somos un animal con capacidad hasta para eliminar su propia existencia. La Tierra puede sobrevivir más caliente o más fría sin nosotros, pero nosotros no. Desde hace milenios mamíferos cazaron y se alimentaron de otros mamíferos, pero nunca existió la denigración de miles de animales constreñidos en un mínimo espacio para su engorde y posterior sacrificio. No se trata de no comer la carne de ternera asturiana de montaña criada de forma extensiva y digna, porque esa es otra cuestión bien diferente. Hemos de abrirnos a cambios de paradigmas y debemos hacerlo rápidamente. El ser humano está provocando mecanismos de respuesta del planeta contra los propios seres humanos y se está a punto de pasar el límite de no retorno. Sin embargo, ahora, la ciencia y la tecnología nos podrían ayudar a tomar consciencia de toda esta realidad global por primera vez en la Historia, y la colaboración entre humanos no puede continuar para la competencia y dominación sobre otros, sino en apreciar, cuidar y elegir la vida, en y para el planeta. Hemos de asumir cambios de paradigmas. No podemos ser conservacionistas de costumbres nefastas: no se trata de políticas de izquierda, derecha o centro, se trata de que hay que ser innovadores aceptando las pautas que propone la ciencia y no ser negacionistas diciendo que nunca se hizo así. No podemos seguir con la oferta y la demanda sin más, pues un nuevo desarrollo económico sostenible debe surgir y habrá que valorar la demanda del bien general frente a la oferta del bien particular. Por ejemplo: ¿cuál es el precio de la huella de carbono de un producto que se necesita comprar? ¿Cuál es el rendimiento económico de la Amazonía en la economía circular? ¿Qué objetivos de equilibrio medioambiental no pueden ser cuestionados políticamente y, de serlo, serlo científicamente porque si no valdrá pulpo como heredero de la Tierra?
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