La Luz y el cura de mi pueblo
Entre los privilegiados que aún podemos permitirnos pagar el recibo de la luz suba lo que suba, estamos los que callamos por agotamiento, pereza, aburrimiento o indolencia veraniega; los que (valientes ellos) aún tienen "bemoles" para protestar públicamente en defensa de los actuales y potenciales pobres de necesidad (que no llegarán a fin de mes definitivamente cuando les llegue el recibo del tarifazo); los que seguimos poniendo la lavadora cuando podemos y aunque podamos de noche no nos da la gana hasta que ocurra el apagón definitivo.
Y estamos los que nos subimos por las paredes haciendo "zapping" mientras desayunamos y picamos parando a escuchar a un señor de nombre Pepe Zaragoza, por lo visto diputado del PSC-PSOE según el letrero que reposa bajo su cara en videollamada para hablar del "procés", que, emulando el discurso vociferante y vehemente de un antiguo cura de mi pueblo en vida del Generalísimo, pretende hacernos comulgar con ruedas de molino.
Peor que aquel hombre santo que echaba broncas a sus obligadamente dóciles ovejas, este don Pepe Zaragoza nos sermonea desde el púlpito de la Sexta soltando perlas del tipo "los impuestos de las eléctricas deben pagarlos los particulares y empresarios con mayores rentas", vamos, esos que seguro están aburridos viendo la tele en estos momentos en vez de disfrutar de la preciosa mañana soleada en sus yates anclados a un cuarto de milla de la costa mediterránea o frente a las Azores o a las Canarias.
Como buen socialista catalán también aprovecha "el minutet" (léase "su minuto de gloria televisivo") para arremeter contra el Partido Popular por "dividir a la sociedad española con su postura radical antiprocés". Y, por supuesto, nombra a la presidenta madrileña Ayuso como culpable de la inclemente meteorología política reinante en España, oiga, que no se entiende cómo una mayoría absoluta de votantes le han permitido gobernar.
Que lo diga un diputado socialista catalán, con la herencia del inefable tripartito excluyente de cuando el honorable Montilla (fundador entre otros de la cobarde sumisión separatista del PSC actual), es para meterse en la cama a llorar. Pero mejor no. Salgo a contemplar por la calle cómo disfruta de lo votado la mayoría simple.
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