¡Güeyu co la inflación!
¡Ojo a la inflación! Leo en LA NUEVA ESPAÑA del sábado 14 de agosto, que el IPC del mes de julio subió al 2,9% en tasa interanual. Llevábamos unos años con la inflación adormecida y ahora ya se nos anuncia que empieza a despertar; como ejemplo, ahí tenemos el precio de la electricidad, gas y carburantes y otros que no se mencionan.
Si resulta que tenemos la deuda pública, o deuda país, en porcentajes más que preocupantes, a pesar de que el Banco Central Europeo nos está echando un capote comprándonos deuda pública a tipo cero para que no nos pille el toro y que los especuladores no nos estrujen vía intereses y, aun así, empieza a írsenos de las manos el control de la inflación, no quiero pensar lo que nos pueda pasar el día en que el BCE nos diga que ya es hora de "nadar solitos y sin flotador".
La inflación, en mi opinión, es un virus, para el que si no se actúa a tiempo, luego no hay vacuna que lo frene, y acaba llevándose por delante cualquier economía. Bien harían nuestros gobernantes en tratar de ponerle freno antes de que se desboque y sea más difícil pararla. A las empresas les desequilibra sus presupuestos, y a los asalariados les elimina las posibles mejoras en sus sueldos restándoles poder adquisitivo y frenando con ello el consumo y la actividad económica; los pensionistas, por mucho que nos digan que nuestras pensiones serán actualizadas conforme al IPC, sabemos por experiencia que siempre vamos a ir a peor. Una cosa es el IPC oficial, en mi opinión manoseado, y otra bien distinta es el que en realidad la gente acaba notando en sus compras de cada día. En cuanto a los ahorros -quien los tenga- que cuente con que esos poco a poco se quedan en pura calderilla; ya lo vivimos en los años de la Transición y ahora al ciudadano de a pie nos pilla con la lección bien aprendida. Los alemanes en la época de entre guerras llegaron a decir que con la inflación que tenían era más rentable empapelar las paredes del salón con billetes de banco qué con papel de empapelar. No creo que eso nos llegue a corto plazo a pasar aquí, pero todas las escaleras empiezan en el primer peldaño, y algunos ejemplos hay por ahí para alarmarse. Fijémonos en Venezuela y algún otro país de la América latina; no hace tantos años que nos parecían ricos en comparación con lo nuestro y hoy están en la pura y dura miseria económica. Así que, como dirían nuestros güelos: ¡Güeyu co la inflación!
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