Qué mejor código ético que el de quien nos ha creado
Leo las noticias sobre el caos que está generando en Afganistán la salida precipitada del ejército de Estados Unidos, significando no solo su segunda derrota internacional, sino también la derrota como referente de la democracia occidental y su supuesto código universal de conducta. "Habría que pensar en unas nuevas reglas que rijan el mundo futuro", señala un periodista. Al parecer, las reglas o códigos éticos de Occidente no han podido cambiar en nada al mundo oriental representado por los talibanes, que atacó las torres gemelas de Nueva York.
Yo añadiría que ese mundo no ha evolucionado en los siglos de su existencia, a no ser en más y más odio y resentimiento; en cambio, la sociedad occidental evoluciona muy deprisa en sus valores, ahora mismo está ensimismada en la supervivencia física y económica, pero, ¡atención!, la mera supervivencia personal de ahora mismo. Ni la sociedad, ni los Estados, ni los supuestos centinelas que avisan de la no vuelta atrás del calentamiento global, o de los que buscan salida en Marte, son capaces de parar la inercia, la cómoda indiferencia, la actitud ñoña de que algo hará quien sea y al final todo se arreglará.
Lo que está por suceder ya no lo para nadie, y si la Tierra no se puede regenerar para la vida en unas décadas, menos se puede crear en Marte en unos cuantos millones de años. Estoy de acuerdo en unos nuevos códigos que rijan el mundo, pero los talibanes no los quieren y Occidente no está para sacrificar su cómoda indolencia. Solo se apuntarían unos pocos, pero los gestos de una exigua minoría ya no cambian el mundo. Sin embargo, hay un Creador, al que Occidente le ha atacado sus torres, apuntándose a una inexplicable sopa orgánica por casualidad, antes que hacerse responsable al Creador de la vida y sus normas de supervivencia y convivencia. Os dejo esta muestra de lo que anuncia: "El reino del mundo ha llegado a ser el Reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará para siempre jamás... y para destruir a los que están destruyendo la Tierra" (Apocalipsis 11:15-18).
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