Carta a un amigo
Amigo Luis: este año no nos veremos, pues con esta maldita epidemia que nos tiene locos no serán posibles los paseos por los caminos de la Armuña. Aún recuerdo una de las conversaciones que tuvimos el año pasado: entre otras cosas me comentaste que estábamos destruyendo el planeta, en aquel momento pensé que exagerabas la nota, hoy después de haber pasado un año estoy convencido de que tenías razón. Como tú sabes y te comento al principio de mi carta, nos asola una gran epidemia que cada vez se va extendiendo más por nuestro maltratado planeta azul, volviéndose cada vez mas negro y siniestro si lo pudiéramos ver desde el cielo. Dicen que es un virus llamado Covid-19, que ha empezado en Wuhan ciudad de China donde existen varios laboratorios de investigación bacteriológica y viral. Por informaciones de distintos medios de comunicación, el virus ha sido transmitido de murciélagos a humanos según dicen científicos experimentados en cuestiones de virus, bacterias y mutaciones. Me cuesta creer que la Madre Naturaleza haya creado algo tan maligno, la Pacha Mama como dicen en Perú no puede ser tan vengativa como para crear semejante virus, más bien parece estar la mano del hombre detrás de todo ello, parece la creación de un loco ambicioso que intenta dominar y cambiar el mundo, creando seres automatizados desprovistos de toda humanidad y manejables, creo que con este virus lo está consiguiendo. Cada vez veo más tristeza en los ojos de las personas, que es lo más visible del rostro humano, las mascarillas han anulado toda expresión facial, tengo el presentimiento de que esto está llegando a su fin, se ve que todo está tan bien planificado y calculado que acabaremos siendo como zombis, el calor humano poco a poco se está apagando, cada día añoro más el apretón de manos de un amigo, el abrazo de un hijo o el inigualable beso y caricia de un nieto, mis reuniones con familiares y amigos, mis tertulias en la barra de un bar, la alegría de las terrazas de mi querida Plaza Mayor y mi feria septembrina, con sus corridas de toros y su feria de día y eso este año ya nos ha faltado. Los ojos se me humedecen pensando que en un futuro no podamos disfrutarlo, que ahora no puedo hacerlo porque dicen que contagio y sueño todos los días con un apretón de manos, un abrazo, un beso, algo que no olvidamos y empezamos a añorar. Los mandatarios nos hablan de la nueva normalidad, algo desconocido para nosotros, palabrejas que se sacan de la manga como buenos prestidigitadores del engaño. Con el tema de la pandemia nos han tenido encerrados en casa 99 días y noches, sin poder salir por una extraña ley o cosa que llaman estado de alarma, algo han conseguido respecto a la pandemia: se han reducido los contagios y algo se ha recuperado la naturaleza, pero también nos han deshumanizado, quizás tú, que recorres esos caminos a diario, habrás notado que al no caminar el humano por esos senderos y campos, algo ha mejorado aunque sea temporalmente, inclusive habrás observado más aves y más insectos en el campo en tus paseos diarios. Puede que haya sido un espejismo o una pequeña tregua, pero me embarga el temor al tener que enfrentarnos a la nueva normalidad, que me parece otro engaño, espero y deseo con toda mi alma regresar a nuestra normalidad, a la de siempre, y que podamos vernos otra vez, amigo Luis, por los campos de la Armuña.
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