La riqueza que supone desarrollar inquietudes
(A la juventud en general)
Si llegada cierta edad no has acumulado una o más inquietudes, el balance de tu existencia no obtendrá una nota positiva; y esa ausencia de inquietudes es de las soledades más negativas. Sin duda alguna, el crecimiento de las personas se desarrolla y robustece alimentando algunas de las más variadas formas que la sociedad nos puede ofrecer. La vida es un proceso de transformación, pero lo que se dice crecer es opcional. Hay que procurar mantenerse constante en algo, recordando siempre que la perseverancia y la firmeza nos permiten alcanzar los objetivos que nos marquemos. Y antes de continuar, en primer lugar, quiero dejar constancia que la inquietud que más me ha enriquecido y más satisfacciones me ha producido: ha sido la del arte de escribir, con un balance de más de 2.000 artículos y nueve libros publicados durante más de 50 años, trabajos realizados de manera filantrópica.
Me encuentro en una edad que me permite tener una amplia visión retrospectiva para comprobar el desarrollo de la existencia en el viaje que es la vida. Y de la misma manera que la juventud no nace con uno (me gusta recordarlo), hay que adquirirla evolucionando a través de los años para no quedarse estancado, mustio; las inquietudes por las que debemos apostar según nuestra tendencia es conveniente que comiencen a despertar a temprana edad y de esta manera tener tiempo para desarrollarlas y disfrutarlas cuantos más años mejor.
Evidentemente no todo lo hace el dinero, claro que ayuda mucho, pero las personas que hayan dedicado tiempo a enriquecerse en desarrollar inquietudes en las más variadas disciplinas recibirán más satisfacciones que las que pueda proporcionar todo aquello que se pueda conseguir mediante la aportación de dinero. Me considero una persona con inquietudes, por eso escribo este artículo, de lo contrario no lo haría, porque siempre se ha dicho que hay que predicar con el ejemplo. Quiero recordar que hace algún tiempo dije que llegado el momento me gustaría figurara el siguiente epitafio: "Aquí yace un hombre rico en inquietudes”.
Prácticamente al tiempo de iniciar mi singladura laboral a los 17 años, causaba alta en la Sociedad Filarmónica Ovetense, ya había iniciado mis primeros pasos en la música con la rondalla del pueblo, tocaba la mandolina. Realicé tres años de solfeo y piano, una de mis primeras inquietudes. Poco después, un año o dos, comencé a aficionarme al gran espectáculo de la ópera. Luego, en el año 1977, cuando se fundó la actual Asociación Amigos de la Ópera, causé alta en la misma para intentar descubrir y disfrutar de este espectáculo. No me olvido de la zarzuela, que también la disfruto. Me gustan el cine y el teatro, por ejemplo, he visto en el teatro Campoamor todas las obras de Alejandro Casona. Disfruto visitando las galerías de arte. Invitado por su presidente y fundador, César Álvarez, me incorporé a la tertulia "L'Alderique". Practiqué tenis en una cancha particular en Colloto. No sé si me quedará algo en el “tintero”. Lo cierto es que, aparte de mi dedicación al pueblo que me vio nacer, Lugones, que ya lo creo que merece crónica aparte, mis inquietudes me han hecho relacionarme con muchas personas y de distintos estamentos, lo que me permitió todo ello crecer como persona, por eso dedico este comentario a la juventud en general.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo