Messi no tenía otra opción
Según las informaciones que ha facilitado la directiva del Barcelona sobre las finanzas, en las que se aprecia una deuda de 1.350 millones de euros, es fácil deducir que se hacía imposible la renovación del astro argentino, a menos que este no solo hubiera renunciado a su sueldo, sino que incluso se habría tenido que ofrecer a poner algo de su bolsillo para ayudar a reducir la deuda al club de sus amores.
Leo estaba dispuesto a continuar renunciando al 50% de su salario y solo recibió la callada por respuesta, por lo que, muy a su pesar, ya que le hubiera gustado terminar su vida deportiva jugando en el Barcelona, acepó la oferta del PSG para las dos próximas temporadas.
Ahora que han salido a la luz los “número rojos” del club blaugrana es cuando entendemos el porqué de la decisión de Messi de fichar por el equipo francés y su desconsuelo en la rueda de prensa en la que informó de su marcha del club, llorando amargamente, quizá no tanto por el hecho de cambiar de aires, sino por la forma en la que estos se habían producido.
Por lo que se deduce que Messi no tuvo otra opción, pero se habría merecido otra despedida. De ahí sus lágrimas de decepción.
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