La opinión pública y la opinión que se publica
La actualidad informativa circula a tal velocidad que incluso temas tan sangrantes como los sucesos de Afganistán van a dejar ser ya noticia en titulares de los medios de comunicación y poco a poco irán dejando paso a otras de mayor interés para la opinión publica. De hecho hoy en la mayoría de las portadas de los diarios locales que se publican en España apenas se menciona el conflicto afgano, y si alguno lo hace es para desprestigiar o alabar la gestión del Ejecutivo ante este gravísimo conflicto.
En los principales medios de comunicación del país ya no se habla tanto del drama que se vive en esta zona del mundo, sino de las alpargatas de Sánchez, de su pasividad estival, o de su “estrecha relación” con Biden, todas ellas noticias relacionadas con este penoso asunto, pero noticias, al fin y al cabo, que reflejan la pura y dura realidad de que la opinión que se publica no es la opinión pública, sino la que se vierte en los medios de comunicación con diferentes enfoques y puntos de vista, según el color del cristal de cada uno de ellos.
Si la opinión pública no es necesariamente la que reflejan los medios de comunicación, ya que esta es solo un sector de los mismos, habría que preguntarse cuál es, entonces, la opinión pública sobre un asunto en concreto, dado que lo que ayer fue una noticia de alcance para la opinión pública, hoy ya lo es menos, y mañana la encontraremos en páginas interiores.
Sea cual sea el enfoque y la opinión de los medios, de lo que no cabe ninguna duda es de que la opinión pública está viviendo como un auténtico drama la crisis humanitaria de Afganistán, y que asiste impotente y avergonzada ante la pasividad de Occidente, que está poniendo “paños calientes”, pero que no aborda, de verdad, el problema de fondo. Un problema que nos afecta, o debería, afectarnos a todos.
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