Comillas, villa modernista y algo más, en Cantabria
Fue Antonio López López quien comenzó todo lo que tiene que ver con el riquísimo patrimonio modernista de la villa de Comillas, en Cantabria. Este niño, huérfano de padre, emigra a los 14 años a Cuba, donde llega a crear un buen patrimonio que aumenta al casarse con la hija de otro rico emigrado, regresa a Barcelona y allí llega a ser dueño de una importante empresa naviera, plantaciones y manufacturas de tabacos en Cuba y Filipinas, industrias mineras, ferrocarriles y el Banco Colonial. Ayuda al Gobierno del rey Alfonso XII y este le premia con el título de Marqués de Comillas con Grandeza de España y hasta acepta la invitación de pasar los veranos de 1881 y 1882 como huésped en el magnífico palacio neogótico modernista que construyó el magnate en el barrio de Sobrellano, que le vio nacer.
Entre las dependencias suntuosas del edificio, destacan la escalinata y distribuidor y el salón del trono, con zócalos y suelos de maderas nobles, artesonados, chimeneas, pinturas murales y vidrieras. En aquella misma finca está la capilla-panteón, un templo también neogótico muy rico en detalles ornamentales y mobiliario, con los magníficos enterramientos de la familia, realizados por arquitectos, escultores y pintores modernistas catalanes de la época, como Martorell, Doménech, Limona y Llorens Masdeu. Entre estos artistas se encontraba también Gaudí, que construye una residencia más pequeña para un concuñado del marqués, que hoy se conoce como “El Capricho” y tiene unas formas atrevidas que conjugan elementos hispano-árabes y el aire surrealista.
En otro lugar de la villa se puede contemplar la Puerta de Moro, obra también del célebre arquitecto catalán, así como otras casonas de emigrantes enriquecidos, denominadas “El Duque”, “La Casa Ocejo” o “La Coteruca”. Es muy destacable, además, la Universidad Pontificia, fundada igualmente por el marqués, en una amplia finca sobre la colina de la Cardosa, con un edificio inicial modernista, al que se añadieron posteriores construcciones. Al callejear por la población se siguen encontrando más construcciones modernistas, como la Fuente de los Tres Caños, el Monumento al Marqués de Comillas, situado en el parque que bordea el extremo occidental de la playa, y el cementerio, que fue construido sobre las ruinas góticas de la antigua parroquia.
Por otra parte, Comillas tiene muchas casas antiguas de piedra, con estilo cántabro, de amplios corredores o miradores, blasones y otros elementos decorativos de aire regional, en un conjunto urbano de calles y plazas acogedoras y elegantes. El Ayuntamiento antiguo, el nuevo y la iglesia de San Cristóbal son edificios de los siglos XVII, XVIII y XIX que tienen el empaque y la belleza para merecer el cuidado con que están tratados y vividos.
En los alrededores hay otros puntos de interés, como el Parque Natural de Oyambre, un humedal con aves y mariscos, cercano a las dunas y a la playa del mismo nombre. Y las praderas con castaños, alternadas con tierras de cultivo, casas rústicas y otras pequeñas manchas boscosas, que al mirar en el horizonte sirven de repisa al impresionante escenario de los vecinos Picos de Europa.
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