Otro punto de vista de un duro momento
Con fecha de 23 del mes de enero veo y leo, no sin asombro, la carta que remite el señor don Alejandro Rodríguez-Colubi Flórez, sobre el trato recibido por el señor cura párroco de la iglesia de San Juan el Real de Oviedo, don Fernando Rubio.
Lo primero, y es de cortesía, expresarle mi respeto y condolencia por el luctuoso suceso de su hermana.
En segundo lugar, me gustaría decirle que mi familia y yo hemos sido feligreses de la iglesia de San Juan antes de tener yo uso de razón y voy para los 57 años. Le digo esto para que no crea que hablo sin conocimiento de causa, pues a cuatro de mis seres más queridos los tengo allí, en lo que toda la vida se llamó la capilla de las Ánimas.
Conozco a don Fernando desde que se incorporó como párroco titular de San Juan, y por aquel entonces la parroquia era inmensa en cuanto a lo que abarcaba.
Pues bien, le diré que cuando fallecieron mis abuelos, en distinto año y fecha, fuimos reconfortados y apoyados por ese ser, según da a entender usted, desalmado.
Hace pocos años, cuando el fallecimiento de mis padres, de nuevo ese ser, que tiene ese carácter tan despótico, nos reconfortó y animó, e igual que la otra vez sin esperar nada a cambio.
No me parece normal que 1.º) porque venga en una esquela el horario de unas exequias fúnebres una parroquia que tiene un horario establecido para tener abiertas las puertas al público tenga que hacer una excepción para depositar unas cenizas, cuando ustedes las podían haber recogido, por propia experiencia lo sé, dos horas más tarde y no hubiese pasado nada.
2.º) Le felicito por que le haya bajado la funeraria las cenizas de su hermana, ya que a mi familia y a mí no nos las ha bajado, si no hay traslado de cadáver, no hay coche fúnebre.
3.º) Da a entender que o bien don Fernando o cualquier señor cura de San Juan fuesen los responsables de meter en los nichos las urnas de las cenizas que los feligreses que tienen nicho llevan a San Juan.
La entrega de las cenizas no implica que se depositen en San Juan a continuación, pues, como debería saber, hay muchas personas que prefieren que sean tiradas al mar o a algún otro sitio por ellas estipulado en vida. ¿O eso debería de saberlo don Fernando también?
4.º) Lo de pedir explicaciones su hermano en la parroquia me parece de una irracionalidad suprema.
¿Se ha parado a pensar en cómo su hermano no se enteró del horario de la misa de funeral que tenía que celebrar don Fernando por la correspondiente esquela para ir a otra hora y no molestar al celebrante? La familia del finado estaría como usted rota por el dolor en la iglesia a la espera de la celebración.
Ve, cómo todos cometemos errores, usted, yo y cualquiera.
Enviar una carta al Arzobispado, igual que la envió a este diario, creo que es fruto del dolor que la pérdida de un hermano o un ser querido produce y que muchas veces no nos deja ver la realidad de las cosas. A todos nos pasa alguna vez en la vida.
Por último, decirle que incluso San Pedro negó a Jesús y fue después el máximo responsable de la Iglesia (universal). Dando por cierto lo que relata en su carta a este diario, que no lo doy, después de este fallo de don Fernando (¿?), sigue y seguirá siendo el máximo responsable de la iglesia (diocesana de San Juan) y que Dios nos lo guarde muchos años, que un borrón no empaña la labor de un gran literato.
P.D.: Y que conste que don Fernando es lo suficientemente mayorcito para defenderse solo y no lo haga nadie por él. Todo lo expresado es mi opinón personal.
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