Estamos orgullosos
Permanentemente en los medios se publican artículos de opinión e informes de "expertos" sobre los males que acechan al sistema público de pensiones. A raíz del último acuerdo de los sindicatos CC OO, UGT, patronal y Gobierno han cargado más la pólvora disparando no ya sobre lo acordado -que no es malo- sino sobre lo que resta por negociar, como si fuese a resultar todo al revés de lo que se pretende firmar.
Me llama mucho la atención, porque es algo persistente, sacar los fallos del sistema en cuanto a ingresos, tasa de empleados por jubilados, pérdida de retribuciones con el ajuste de la esperanza de vida -que no está establecida- o la debacle del sistema cuando se incorporen los "baby boomers" algo que ya está ocurriendo actualmente sin traumas.
Cualquier lector/espectador perspicaz notará que detrás hay intereses económicos muy fuertes por meter el miedo en el cuerpo a los futuros pensionistas, para que pasen a engrosar los fondos de pensiones privados -aquellos que se lo puedan permitir- cuando su rentabilidad no cubre ni la inflación y ha disminuido sustancialmente la cantidad a desgravar anualmente en la declaración de la renta.
Hasta ahí, entendido, pero me preocupan más las declaraciones y los comunicados de las plataformas que ponen en solfa el sistema. Se menciona las declaraciones de Escrivá como si este ministro fuese el que por decreto ley estableciera las reglas de juego. Las pensiones mínimas están en la agenda social igual que las de viudedad; CC OO lo tiene claro, no puede haber rentas por debajo del SMI, que se debe subir todos los años, pues es referencia para pensiones y empleos temporales.
Por primera vez se garantiza una aportación presupuestaria anual al sistema público, obviando las transferencias que endeudaban las cuentas de la SS. Está fijado el IPC como coeficiente de actualización eliminando el vergonzoso 0,25. Muy importante el reconocimiento a las parejas de hecho o el periodo de prácticas de los becarios.
Todos los dardos contra el Pacto de Toledo son pólvora mojada, pues es una comisión parlamentaria establecida por el propio Congreso de Diputados y la experiencia dice que es mejor que exista y funcione como órgano de consenso, porque estar sujetos a mayorías absolutas ya sabemos sus consecuencias.
Defendamos por lo tanto el sistema público de pensiones como el gran pacto nacional para garantizar una vida digna a los pensionistas actuales y futuros, que se debe mejorar subiendo las rentas bajas y atendiendo, entre otras, las situaciones de parados de larga duración que no encuentran empleo. Pero no caigamos en la trampa de los intereses especulativos cuestionándolo continuamente y pretendiendo desmontar un pilar fundamental del Estado de bienestar. Nosotros estamos orgullosos de tenerlo y dispuestos a seguir peleando por él, en las mesas de negociación y en la calle.
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