Septiembre
Vuelve septiembre y vuelve el recuerdo de aquella canción, “Sellado con un beso”, que cantaba Bobby Vinton. Para muchos/muchas había tórridos y apasionados amores de verano que se acababan en septiembre y había un septiembre para los amores apasionados y tórridos que el verano había interrumpido. Volver al trabajo, recuperar esa asignatura que se te había atravesado aquel año, nadie puede atreverse a discutir que septiembre es un mes con mucho peso en el calendario, y en recuerdos. Llega septiembre y este año va a ser un septiembre muy duro, no tan duro como tener que volver a esperar todo un año por alguien, pero casi. No vuelve el Heavy Metal, como dirían los “Ilegales", vuelven los problemas, que también cantaban ellos. Si en España la izquierda pensaba que iba a poder torear a sus votantes con chorradas se equivocaba, siguen llegando miles de inmigrantes y ya traemos a cientos de refugiados desde muy lejos en nuestros propios aviones. Es una bomba de relojería que estallará, el suspense está en saber exactamente cuándo, y la gente ya se ha dado cuenta. El precio de la electricidad se ha disparado, era algo inevitable después de privatizaciones a cambio de “puertas giratorias”, de moratoria nuclear que ha costado un riñón y parte del otro, de ridículas ayudas al carbón y de fechorías de todo tipo. No contentos con esto los políticos, esos políticos que Putin habría enviado directamente a Siberia, permiten a las comercializadoras, que no son siempre las mismas que las que le sirven la electricidad, que nos estafen cobrando hasta un 30% más. Nadie va al supermercado y en caja le cobran las patatas y todo lo que lleva en el carro al precio de los 100 gramos de jamón ibérico que ha comprado, pero eso es, exactamente, los que los políticos permiten hacer a las eléctricas. Querían una factura que no entendiera nadie para que la tomadura de pelo y la estafa pasaran más desapercibidas, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo y cuando a la gente le meten la mano en la cartera de una forma tan grosera, cuando los comerciantes y las empresas ven peligrar su futuro y el de sus empleados por unas precios de la electricidad inasumibles, se acabó la fiesta, o, como le cantaban a Fidel Castro, se acabó la diversión. Van a tener que explicarnos, muy clarito, para que la entienda todo el mundo, esa factura de la luz, entrando en los detalles y desglosando, una a una, las fechorías, van a tener que decirnos qué piensan hacer, además de cambiar el IVA que pagamos de una partida a otra, para que notemos, ya mismo, una bajada apreciable, van a tener que contarnos quién son ahora los dueños de esas empresas rentables que eran de todos y van a tener que explicarnos por qué no hay nadie detenido por el descomunal timo, nos lo van a tener que explicar el Gobierno y la encantadora oposición, que en este asunto la responsabilidad está muy repartida. Los ciudadanos lo aguantamos todo, aguantamos dificultades, aguantamos impuestos, aguantamos hasta pandemias, pero no aguantamos que nos roben descaradamente, que se proteja a los ladrones y que nos cuenten milongas.
Tienes razón, Jorge, vuelven los problemas, esperemos no tener que sacar la motosierra. Vuelve septiembre, el verano agoniza y los cuentos chinos también. Este 11 de septiembre va a ser muy duro para los estadounidenses, otra vez se les van a caer las torres gemelas encima, Nueva York ya nunca será la misma, los muertos, como fantasmas con birrete blanco, exigen justicia. “Operación Libertad Duradera”, americanos, os han engañado otra vez, como a nosotros. Habrá lágrimas de sabor salino sin una mueca en la cara, tan dolorosas y tan sin una sola mueca como las de alguna despedida.
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