Una ronda innecesaria, dañina y cara (a falta de obras urgentes y asumibles)

La Ronda Norte ovetense que la actual Corporación municipal esgrime como uno de sus proyectos emblemáticos, junto con la construcción ¡de una plaza de toros nueva en pleno siglo XXI y con lo de Cangues y Xixón!, va decantando sobre los papeles, sembrando más confusión y ruido que concreción, si bien se perfilan varias realidades objetivas a añadir a la primera y principal de mejorar los accesos a Ciudad Naranco y los nuevos núcleos residenciales de la capital asturiana, como Les Campes y La Florida o Les Maces.

La necesidad básica de mejorar dichos accesos inmediatamente es evidente, y responsabilidad del Ayuntamiento, que debe olvidar ese empeño de desviar sus obligaciones básicas de comunicación al Estado (de ahí la idea de “vender” una ronda innecesaria para la ciudad a fin de que la financien otros). Debemos exigir, por tanto (no “proponer para su estudio”: exigir), las conocidas soluciones de:

1. Mejorar los accesos por Luis Oliver (ensanchando el túnel o duplicando la calzada de salida de inmediato).

2. Conectar esa zona NE de la ciudad con la AS-II.

3. Terminar con urgencia la obra de Nicolás Soria, que se retrasó y retrasa inadmisiblemente.

4. Realizar la conexión al NO-SO (que ya aparece junto con las innecesarias ronda y túnel) con La Pixarra y la A-63.

5. Finalmente, mejorar las conexiones a las calles de la ciudad, por ejemplo, al final de la llamada Losa de Renfe y en la Pasarela (Viaducto Marquina) que -incomprensiblemente- se cerró a la circulación de toda la vida, si bien ahora está autorizada en dirección Ciudad Naranco, pero no al revés; con ello, algunos autobuses escolares estorbarían menos que ahora.

6. Podríamos citar también el control de esos transportes y acceso particular de escolares: ¿acaso el actual alumnado es incapaz de ir andando a clase? Yo mismo recuerdo cuando iba de Ciudad Naranco, por la Pasarela, a clase en el Instituto Alfonso II, ¿son más torpes las generaciones actuales? Y tampoco queremos olvidar otra obra interesante pero siempre relegada: la “variante Rañada”, que desviaría el tráfico ahora pegado a los incomparables monumentos ramirenses, mejorando su seguridad.

Y dicho todo esto, ¿cómo está el proyecto de esa Ronda Norte innecesaria cuando se resuelvan los problemas de tráfico que nuestro Ayuntamiento no quiere resolver?, y que “no quiere” acaso para forzar la petición de una nueva infraestructura que costaría muchísimo más, tardaría varios años en obras y causaría infinitas molestias (en construcción y posterior explotación) a los vecinos, además de los daños irreparables a nuestro emblemático Naranco y el deterioro de un paisaje de excepcional valor en un entorno urbano como ese en el que está. Por no citar la afección directa al ahora tan cacareado inicio del Camín Primitivu de Santiago (Patrimonio de la Humanidad) por la zona de Paniceres.

Pues el proyecto no completó tan siquiera el trámite imprescindible de la evaluación de impacto ambiental, previo a cualquier decisión. Cumplimentó tan solo la fase de consultas previas, cuyo resultado se deberá analizar inexcusablemente para comparar las alternativas que se propongan, incluyendo -además y obligatoriamente- la “alternativa 0” (no hacer la obra) para justificar debidamente la menos dañina ambientalmente. En esa fase previa presentamos desde ANA y varias decenas de alegantes más el rechazo frontal al proyecto y la necesidad de las comunicaciones ciudadanas antes enumeradas.

La encuesta ministerial que circuló este verano deberá ser analizada también.

Pero lo curioso es que ya en 2002 (BOE del 9 de agosto) se realizó un trámite de evaluación de impacto ambiental de un proyecto de Ronda, sin llegar tampoco a la fase final de declaración de impacto ambiental, olvidándolo aparcado, al parecer, durante diecinueve años.

¿Acaso tenemos los ciudadanos que estar permanentemente al albur de los -siempre interesados- caprichos políticos sin la seguridad de que ocurrencias tan perjudiciales y anticuadas como esta queden archivadas definitivamente?

En aquel momento, desde ANA también hicimos las correspondientes alegaciones al estudio de impacto ambiental, que publicamos en nuestra revista “Asturnatura”, n.º 18 (2002).

Aquellas (y otras) alegaciones tampoco las puede escamotear el Ministerio, y debe procesarlas en el actual expediente.

Y resolver con criterios del siglo XXI, ya que es ahora cuando volvió a resucitar un viejo, desfasado y muy anticuado proyecto, al igual que el Ayuntamiento debe afrontar sus responsabilidades domésticas sin tratar de endosarlas a papá (o mamá) Estado.