Me canso solo de pensar
En el sexo, naturalmente. No solo por mi edad, que también. Entre unas cosas y otras, han pasado ya muchos meses de sequía y volver a la acción, ahora, sinceramente, me agobia.
Lo hablaba con mi prima Cristina, que es una maestra de la vida, le ha hecho gracia lo del cansancio y por eso lo cuento. Supongo que ha sido un acto reflejo que posiblemente obedezca a una actitud vital que se manifiesta de manera espontánea, porque estoy en un momento de mi vida en el que quiero que todo transcurra apaciblemente, sin prisas, sin urgencias.
Quizá por eso la causalidad me ha traído a La Granja de San Ildefonso y he vuelto a Madrid con dos de los cuadros que estaban colgados en las paredes de El Sitio de Cristina, y quizá por eso os estaba hablando de que a mi edad el sexo, como la pintura, que sea tranquilo, muy tranquilo. Como el arte de Carmen Aizpurua, la pintura tranquila de una artista que también lo es en la corta distancia, y que me va acompañar, no ella si no su arte, silenciosamente, en mi retiro madrileño.
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