Prohibiciones equivocadas
En el cotidiano vivir todo son prohibiciones, ya sean estatales, regionales o locales, que dificultan y coartan nuestra existencia por todas partes. Solo hace falta ya que se nos decrete o disponga el no poder seguir viviendo. Bueno, esto lo saben hacer muy bien todos los gobiernos, ya sean de un color político o de otro. El mandar y prohibir se les da muy bien a todos. A nivel municipal es donde más casos se pueden dar al respecto, que son los que más afectan al ciudadano, que es la persona más próxima a los ediles y su Consistorio, lo que puede ser positivo o negativo.
El caso que traemos hoy aquí ocurrió en el Hospital Álvarez-Buylla y no tiene más importancia que aquella que se le quiera dar. Por nuestra parte, decir que es un centro sanitario ejemplar y con un personal cualificado y no menos ejemplar, como lo demuestran día y noche médicos y enfermeras con abnegación y sacrificio. Por eso nada se debe reprochar a ese hospital que prohibiera la entrada en él a un invidente con su perro lazarillo, cuando se disponía a ver a su madre allí ingresada. El invidente era el famoso pianista allerano de Cuérigo Juan Carlos Corchete, que no dio importancia alguna a la prohibición. Así me lo dijo él después en su casa, en una importante reunión con Fátima, la de la voz de oro, y el matrimonio de Catme y Antonio, tan ligado al gran músico de fama internacional, como ya hemos dicho aquí el 30 de junio (“Un famoso pianista y una voz de oro”).
La madre del famoso pianista, compositor y una no menos famosa batuta, convalece ahora en su casa de Cuérigo, y allí es atendida y controlada diariamente por el Hospital Álvarez-Buylla, que lo que hizo fue cumplir una prohibición estatal que no permite la entrada de animales en los centros sanitarios. Creo que obligada se hacía esta aclaración.
Próximamente Fátima y Corchete nos darán un nuevo concierto en Cuérigo, lo que supone otro acontecimiento en Aller.
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