Suroccidente asturiano, desconocido y sorprendente
El pasado fin de semana visité Grandas de Salime con un grupo de Amigos de Equilibra. Avanzamos en coche por el Camino Primitivo con parada en Pola de Allande. Todos los veranos, en la línea de los objetivos de este espacio de encuentro, acudimos a un entorno rural para aprender de sus gentes, palpar su hospitalidad, conocer sus costumbres, su riqueza humana y cultural, siempre abundantes.
En este rincón del suroccidente asturiano, el objetivo se cumplió con creces y comprobé que hay mucha verdad en el editorial de LA NUEVA ESPAÑA del domingo 29 de agosto, titulado “El turismo poscovid, un filón para Asturias”. A todos los que participamos nos apasionó y sorprendió gratamente esa zona desconocida para muchos, donde solo vas si te lo propones.
Iniciamos el recorrido por la antigua colegiata de San Salvador –de gruesos muros y plagada de pequeños tesoros–, de la que ya se habla en documentos del siglo XII y surge como consecuencia del Camino Primitivo de Santiago.
Sumario: A propósito de un viaje y el descubrimiento de los tesoros que acoge nuestro Principado
Destacado: Ojalá esta pandemia sea una oportunidad para valorar y potenciar lo que tenemos sin necesidad de recorrer miles de kilómetros fuera porque lo nuestro carece de importancia por desconocido
Continuamos con la visita al Museo Etnográfico “Pepe el Ferreiro” –su impulsor y director hasta el año 2010–, que reúne, custodia, incrementa, investiga y difunde el rico patrimonio material e inmaterial de los pueblos del Occidente de Asturias. Otra joya que hay que conocer porque supone asomarse a una superficie de más de 3.000 metros cuadrados de nuestra historia, nuestra cultura, nuestras tradiciones. Una lección de trabajo bien hecho, de ingenio, de esfuerzo, de colaboración.
Concluimos con la visita al Museo Castro Chao Samartín, un yacimiento visible, clave para comprender el origen del fenómeno castreño en el noroeste peninsular y la evolución de las gentes que vivieron entre el siglo VIII a. C., y los cambios en la estructura social y administrativa que impuso Roma en el siglo I d. C., hasta su súbita desaparición a finales del siglo II de nuestra era. Visitando el museo pudimos caminar por la Edad del Bronce y del Hierro, la Época Romana y la Edad Media al observar los más de 350 objetos originales recuperados en el transcurso de las excavaciones arqueológicas iniciadas en 1977, cuando José María Naveiras (nuevamente nos encontramos con Pepe el Ferreiro) descubre con dos amigos los primeros restos del castro, colaborando también en las posteriores excavaciones arqueológicas.
Al hilo de esta enriquecedora experiencia, varias son las reflexiones que traslado tanto a lectores como a instituciones para que busquemos respuestas y soluciones. ¿Conocemos los asturianos la riqueza que atesora el suroccidente asturiano? ¿Son conscientes los grandaleses y el Ayuntamiento de Grandas de Salime –titular del Museo Castro Chao Samartín– que se trata de uno de los mejores museos arqueológicos de España? ¿Por qué se le ha pagado con tan injusta moneda a Pepe el Ferreiro, vecino de Grandas que no hizo más que trabajar desinteresadamente por su pueblo, poniéndolo en el mapa como referente museográfico en temas de etnografía?
Ojalá esta pandemia sea una oportunidad para valorar y potenciar lo que tenemos –también el comercio y la hostelería locales con una oferta atractiva y acogedora– sin necesidad de recorrer miles de kilómetros buscando la historia de otras civilizaciones porque lo nuestro carece de importancia por desconocido. Decía el escritor e historiador Marcelino Menéndez Pelayo: “Un pueblo que no sabe su historia es pueblo condenado a irrevocable muerte”. Gracias a LA NUEVA ESPAÑA por recordarnos parte de nuestra historia con su coleccionable sobre la Cultura Castreña de Asturias, concentrada, precisamente, en el suroccidente del Principado con castros, entre otros muchos, como el de El Esteiro en Tapia, San Isidro en San Martín de Oscos, Cabo Blanco en El Franco, San Chuis en Allande, Pendia en Boal, vinculado al de Coaña, el más popular de los castros que se conocen en Asturias.
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