De Concha Velasco a María Pombo
¡Mamá, quiero ser artista!, fue la primera comedia musical española de verdadero impacto, y puede ser también considerada como el germen del fenómeno mediático de los denominados "influencers", encarnado en la extraordinaria popularidad de su principal protagonista, Concha Velasco, que todavía hoy, 35 años después del estreno de dicha obra, sigue teniendo "tirón", continúa trabajando en el teatro y aun es reclamada para ser entrevistada en programas de televisión de máxima audiencia. Al margen del número de seguidores que pueda tener en las redes sociales, puede decirse que Concha Velasco ha sido y sigue siendo una gran comunicadora, aparte de una gran actriz y cantante, y como tal ha sido reconocida con los máximos honores del mundo del espectáculo.
Probablemente, María Pombo, una de las mayores influencers españolas, con más de dos millones de seguidores activos, nunca le dijera a su madre que quería ser artista, ni siquiera que quería ser influencer, y sin embargo está liderando el ranking de esta actividad y es hoy por hoy una de las personalidades más demandadas en este peculiar mundo. Una popularidad que no es casual, pues desde muy pequeña se la veía venir. Desde que cursaba Primaria en el Colegio Nuestra Señora de Loreto en Madrid ya apuntaba maneras. A mí, sinceramente, y a pesar de haberla conocido de refilón, no me ha extrañado su éxito, porque ya tenía, y debe seguir teniendo, mucho gancho.
Pensaréis a cuento de qué he establecido este paralelismo, y hay una razón. Hablaba esta mañana con mi hija Wendy, también comunicadora, sobre el fenómeno influencer, y como conoce mi afición a escribir "Cartas al director" me ha sugerido que escriba sobre este asunto, y es lo que estoy haciendo.
En mi conversación con Wendy surgió el nombre de María Pombo, que fue compañera suya en el Loreto, y como estuvo varias veces en nuestra casa, la pude conocer y la recuerdo como una niña encantadora. No puedo decir que pensara entonces que iba a triunfar así, pero no me extraña y me alegra mucho porque Wendy la recuerda con mucho cariño, y tampoco le extraña.
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