Una familia de Tarragona agradecida
El sábado 21 de agosto mi hija Constanza, que hacía el Camino de Santiago en bicicleta en compañía de su hermano, tuvo un grave accidente al caer, aproximadamente 20 metros, desde un puente próximo a Luarca (Asturias), lo cual le produjo un politraumatismo severo.
A raíz de este accidente pude comprobar la profesionalidad, dedicación y esmero de todos aquellos que participaron en el rescate, atención inicial, traslado y atención hospitalaria de Constanza.
También me ha servido para constatar que existe muchísima gente buena y desinteresada, que en esta situación de angustia para mi familia nos dio su apoyo de diferentes maneras, todas ellas valiosas.
Por todo ello quiero hacer llegar mi más sincero agradecimiento a todas las personas e instituciones que han sido determinantes para que, a pesar de la gravedad de las lesiones sufridas, mi hija haya logrado sobrevivir y haya ido mejorando día a día, y mi hijo, mi esposa y yo podamos sobrellevar mejor esta dura prueba.
Muchísimas gracias a la Guardia Civil de Luarca, los Bomberos del Principado de Asturias, el personal médico y paramédico del Sespa, el Servicio de Urgencias del HUCA, unidad de vigilancia intensiva y a su jefe de sección, el doctor Nieto, al Servicio de Traumatología y al doctor Pérez Fernández, que fue quien la intervino quirúrgicamente de la columna, al personal de la planta 2 de Rehabilitación. También a Rafa Padilla, el peregrino madrileño que serenó a mis hijos, los acompañó en las primeras horas del accidente y se ocupó de llamar a los servicios de emergencia; a Maripaz y Jesús, quienes sin conocernos permitieron que nuestra estancia en Oviedo fuera más cómoda; a Javier y Jaume Folch, y a Irene Crespiera, que nos acompañaron, primero desde la distancia y luego con su presencia; a Gonzalo y a Juanito, que se hicieron cientos de kilómetros para venir a verla, a mi jefa en el Servei d’Urgències del Hospital Santa Tecla de Tarragona, la doctora Silvia Flores Quesada, que no sólo me dio ánimos para seguir, sino que se ocupó de los aspectos burocráticos para que yo pueda estar con mi niña y para poder trasladarla a nuestro lugar de residencia; al doctor Xavier Oliach y a la gente del Servei Catalá de la Salut. Finalmente, a nuestros amigos del tiro con arco, a los amigos de Argentina y a mis compañeros de Urgencias y de otros servicios del Hospital Santa Tecla, quienes con sus llamadas y mensajes nos hicieron compañía y nos infundieron ánimos y esperanza.
No me cansaré de repetirlo: gracias, muchísimas gracias, a todos y cada uno.
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