APRENDER A GANAR
Con sus triunfos en el Open USA, Carlos Alcaraz está batiendo todos los récords de precocidad en el mundo del tenis y no tardará en entrar a formar parte del selectivo Top Ten e incluso de liderarlo en un futuro no muy lejano.
Sin desmerecer en absoluto su "heroicidad" en el Open USA, hay un aspecto que debería considerar, para no dejarse llevar por las emociones y tener determinadas reacciones que se puedan interpretar como un exceso de vanidad e incluso de falta de respeto al contrario y que pueden perjudicar a su propia imagen.
Es incuestionable el mérito y la calidad tenística del joven tenista murciano, su capacidad de sufrimiento, su entrega y su lucha para superar dificultades, como ha demostrado metiéndose en los cuartos de final de un Grand Slam, una auténtica hazaña que las gradas de este torneo han sabido premiar como si se tratara de un jugador local, pero también lo es que ha tenido algunos detalles innecesarios, como el hecho de señalarse como el número 1 en varias ocasiones y pedir el aplauso del público tocándose la oreja, gestos ambos inoportunos, desafortunados y fuera de lugar.
Está muy bien que Alcaraz celebre sus triunfos, pero haría bien en fijarse en el comportamiento de su ídolo Rafa Nadal en la pista, para aprender a ganar sin tantos aspavientos.
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