Botellones
Estamos viendo (nadie criminaliza a nadie, solo el comportamiento de quien así actúa) a jóvenes siendo un problema para los vecinos de calles, plazas, barrios en ciudades, villas o pueblos. No hay duda de que los jóvenes necesitan evadirse, jugar, correr, bailar y cantar; pero de ahí a reunirse (en botellones prohibidos) como perfectos energúmenos haciendo el indio, armando ruido, dejando todo sucio y maloliente, va un trecho que debemos evitar sin paliativos. Las autoridades, las administraciones y las fuerzas del orden deben tener la autoridad para deshacer, multar y escarmentar a quienes atentan contra el orden de la convivencia.
No es posible, crece en vez de disminuir, por todos los lugares, lo cual indica la falta de autoridad de nuestras administraciones, se manda a cuatro policías a los leones. Lo visto este fin de semana es demencial, jovenzuelos en bañador y chanclas persiguiendo coches de Policía. Así no lograremos imponer la cordura jamás. Hay que ser implacables con los violentos y con quienes desoyen las normas establecidas.
Los vecinos tienen que madrugar a trabajar, los vecinos no pueden tener debajo de su casa a salvajes armando escándalo, emborrachándose como pazguatos, meando y llenando de mal olor todo el vecindario. Por ello, exigimos a políticos mano dura, a los padres valentía para enfrentarse a sus hijos y educarlos en condiciones. Y a las fuerzas del orden toda la potestad para reprimir sin miramientos a estos salvajes sin domar. Luego de botellones, vendrán drogas, violaciones, violencias de todo tipo. ¿Quién le pondrá el cascabel al gato después? Será tarde, por eso, a cumplir todos.
El civismo en convivencia es esencial, de lo contrario llegaremos a la ley de la selva.
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