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Ataque homófobo en Madrid

8 de Septiembre del 2021 - J. J. J. Suárez González (Gijón)

Mientras se discute quién está fomentando o banalizando más la violencia, se ha perpetrado otro violento ataque homófobo, esta vez en el barrio de Malasaña (Madrid), donde, al parecer, ocho encapuchados atacaron a un homosexual, le golpearon, hirieron en un labio y le marcaron con una navaja la palabra "maricón" en uno de sus glúteos. Expertos de la Policía analizan cuando escribo estas líneas algunos vídeos de cámaras instaladas en la zona y hacen pesquisas para identificar y detener a los autores. Aunque algunos se han apresurado a responsabilizar de este nuevo atentado a bandas fascistas, yo no lo tengo tan claro, puede ser que sí, o puede ser que no, de hecho ya ha habido otros ataque homófobos y no han sido protagonizados por bandas fascistas. En algunos barrios de Madrid han proliferado otras bandas violentas que también odian a los homosexuales y al colectivo LGTBI, como son las maras latinas, así que vamos a ser prudentes, vamos a dejar a la Policía hacer su trabajo y ya veremos quiénes son los responsables de esta nueva agresión. Aunque a este tipo de ataques, por especialmente asquerosos, se les da más publicidad, el ministro de Interior, Marlaska, ha reconocido ante los micrófonos de la SER que no son los ataques homófobos los primeros en la lista de los ataques violentos, ni siquiera los primeros en la lista de los ataques de odio, pero que sí, que los ataques de odio han aumentado mucho en los últimos tiempos en España. ¿A qué se debe esto? Yo creo que no hay una sola causa y que sería simplista achacarlo solamente a la tensión política y a la aparición en escena de formaciones políticas más radicalizadas, aunque sí tienen algo que ver en el asunto. Recordemos, por ejemplo, la violencia desatada por los independentistas catalanes en manifestaciones donde el odio al que no piensa como ellos, a los "españolistas", está siempre presente, y las agresiones que han sufrido personas en Cataluña, incluso niños, por llevar una bandera de España o una camiseta de la selección española de fútbol. Recordemos también cómo algún político irresponsable, Pablo Echenique, por ejemplo, hizo llamamientos a manifestaciones violentas para pedir la liberación del rapero Pablo Hasél, un individuo que cantaba que había que clavar un piolet en la cabeza de José Bono y que ETA tenía que matar a los del PP. Si a esto añadimos los comentarios criminales de militares retirados de clara ideología fascista y la entrevista de Gabriel Rufián a una youtuber que manifestó que había que matar a los de Vox, incluidos sus votantes, tenemos una idea aproximada del caldo de cultivo que se ha ido cocinando en España para que pasen las cosas que pasan. Aunque ahora estamos a setas, y no a Rolex, Ortega Smith, antes de que la gente relacione a la ultraderecha con los violentos ataques homófobos, ha intentado desviar la atención echando la culpa del incremento de la violencia en España a la inmigración irregular masiva. No seré yo el que diga que la inmigración no tiene mucho que ver con la violencia, por más que la mayoría de inmigrantes sean gente honrada, solo hace falta echar un vistazo a las estadísticas de los delitos que se cometen últimamente en España y al porcentaje carcelario de extranjeros en relación a los españoles, pero el dirigente de Vox, nervioso, se está poniendo la venda antes de la herida. Es una evidencia indiscutible que ahora tenemos mafia rusa, mafia ucraniana, mafia búlgara, mafia nigeriana, mafia colombiana, mafia marroquí, mafia kosovar, mafia serbia, mafia albanesa, mafia colombiana, mafia dominicana y una lista interminable de mafias extranjeras que antes no existían en España, estamos hablando de grupos criminales organizados, a veces muy violentos, integrados por miles de personas que copan el tráfico de drogas (en pugna con clanes gitanos también violentos), la trata de blancas y un largo etcétera de actividades ilegales. Y estas mafias no han llegado con el gobierno "socialcomunista", ya las teníamos aquí, como en toda Europa occidental, incluidos los países donde gobierna la derecha, que son la mayoría, así que la responsabilidad política está muy repartida en este asunto. En Madrid operan impunemente las mafias y hay bandas latinas muy violentas y en esa comunidad autónoma gobierna la derecha con el impagable apoyo de la ultraderecha. Aunque el orden público y la Policía y Guardia Civil dependen del Ministerio de Interior, ¿ha visto usted a Ayuso, tan protagonista para otros asuntos de los que tampoco tiene competencias, exigir al Gobierno central que acabe con este estado de cosas? En el asunto de la violencia homófoba no solo influye la banalización política de toda la violencia en general, menos la de género, también que el colectivo LGTBI, y los que quieren instrumentalizarlo políticamente, ha introducido debates en la sociedad que antes no existían con sus acciones, o sea, sin pretenderlo, ha salpimentado el caldo de cultivo. Defender tus derechos es algo muy distinto a hacer bandera de tu condición sexual y, en este sentido, llevar el proselitismo LGTBI a las escuelas no ha sido una buena idea. Nadie cabal, y que conozca la Constitución, se planteaba que el Estado, y no los padres, es el tutor último de los niños y que si hace falta hacer una trasfusión de sangre a un niño para salvarle la vida, un juez, o sea, un representante de un poder del Estado, la ordena y punto, digan lo que quieran los padres del niño testigos de Jehová. Pero ahora se cuestiona si el Estado, el poder democrático que nos representa a todos, y no unos padres que pueden no estar acertados, es el que que debe decidir sobre la educación de los niños. En fin, tenemos un problema conceptual, tenemos un problema con la violencia, tenemos un problema con los delitos de odio y tenemos unos cuantos y variopintos responsables de esos problemas. Que detengan a los agresores y que paguen por lo que han hecho es el deseo de todos. Mi solidaridad inquebrantable con la víctima, con todas las víctimas de la violencia, especialmente con las víctimas de los delitos de odio.

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