Se lo inventó todo
Muchos nos hemos quedado con cara de imbéciles cuando el trabajo muy profesional de la Policía descubrió la verdad y el joven que había denunciado un ataque homófobo en el barrio de Malasaña de Madrid reconoció a los agentes que se lo había inventado todo, que se trató de una relación sadomasoquista consentida y que no hubo ninguna manada de ocho encapuchados. Que yo, un mindundi, me quede con cara de imbécil no tiene mayor trascendencia, pero que se queden con cara de imbéciles el presidente del Gobierno, políticos de todos los partidos, periodistas y opinadores con pedigrí es otra cosa. Yo no voy a retirar ni una sola palabra de lo que he escrito y he dicho sobre este asunto, porque los ataques homófobos existen, incluso con muertos, como hemos visto no hace mucho en La Coruña, y el análisis que he hecho sobre este asunto, sobre los delitos de odio y sobre la violencia en general lo voy a seguir manteniendo, eso sí, voy a recordar que también he escrito abundantemente sobre las denuncias falsas, lo que estas pueden acarrear y lo poco penadas que están en España, aunque puedan hacer un daño terrible, a una o varias personas, a un colectivo o a un país completo. Las penas más duras para las denuncias falsas en España están entre los seis meses y los dos años de prisión, es decir, aunque te caiga la máxima pena si no tienes antecedentes no ingresas en prisión. Es evidente que las denuncias falsas existen, que son muchas más de las que se dice y que generalmente los/las que cometen estos delitos salen impunes de la fechoría. Así que mientras algunos rectificarán, otros se rasgarán ahora las vestiduras y desconvocarán manifestaciones y otras seguirán con el "nosotras sí te creemos", yo, con esta cara de imbécil, lo único que voy a pedir a quien corresponda es que las denuncias falsas tengan una pena de entre tres y cinco años de prisión. ¿Vale?
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