Sin médico de guardia en el ambulatorio de Pumarín (Oviedo)
En la tarde del día 9 de septiembre me desplazo para hacer una gestión sencilla en el centro de salud, aprovechando que siempre hay menos gente. Hacía tiempo que no iba por allí; me encuentro que hay tres administrativas en su puesto de trabajo, pero cada una de ellas atiende solo a los pacientes de un ambulatorio (Pumarín, Teatinos y Naranco). Además, veo una mesa con una persona justo enfrente de la puerta de entrada, al lado de las escaleras, parece una enfermera, pues no hay título ni cartel informativo de cuál es su función.
Oigo hablar a esta enfermera con dos pacientes y les informa de que no hay médico de urgencias, que tienen que pasar por el mostrador de su centro de salud (justo enfrente, como he descrito antes) para que el médico de guardia de La Lila los llame por teléfono. Me comentaron que esta situación se prolonga desde hace un mes, porque no hay personal suficiente.
Ni siquiera hay sillas cerca, de tal manera que el señor que tengo delante, con evidentes problemas en la pierna, se tiene que sentar al lado de la mesa de oficina de la enfermera en el primer escalón de las escaleras.
La imagen es patética y dantesca. A lo que se suma la mascarilla y la señora de la limpieza, lo cual obliga a hablar a voces para que te oigan y te entiendan y tu privacidad se difumine por el mismo aire por el que viaja el covid.
Al margen de errores, subsanables, relativos al espacio para atender a los pacientes, yo me hago varias preguntas:
¿Por qué no hay médicos de guardia? ¿Estarán todos los médicos en Alemania cobrando tres veces más y con contratos indefinidos? ¿Será que nuestro presidente autonómico y el consejero de Sanidad se ocuparán personalmente de estas guardias? ¿Acaso no hay presupuesto? ¿Están desmantelando la sanidad pública? ¿Quieren que contratemos un seguro privado?
Señores, por adelantado les diré que no vamos a permitir que se siga tratando igual de mal a los pacientes y a la sanidad pública. Es una cuestión de sanidad democrática.
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