Los talibanes españoles
Reconozco que más allá de sonadas declaraciones de sus dirigentes, sé muy poco respecto al partido político Vox.
Afortunadamente he tenido la suerte de que la portavoz de Podemos en Madrid, Carolina Alonso, me haya sacado de mi ignorancia aportando un poco de luz ante tanta oscuridad intelectual: "Vox son los talibanes españoles", ha dicho.
Ah, de los talibanes sí tengo referencias porque durante muchos años han estado (y siguen) en las portadas de prensa y televisión de todo el planeta, a consecuencia de los sucesivos enfrentamientos con medio mundo.
Lo pienso y creo que Carolina está muy confundida y nos quiere confundir.
No veo que Rocío Monasterio esté encerrada en casa, vaya con burka o ande cuatro metros por detrás de Espinosa de los Monteros,
Ni veo al "boina verde" Ortega Smith, con barba, turbante y kalashnikov, flagelando, lapidando, decapitando o incluso ejecutando a mujeres públicamente, por haber quebrantado "ciertas" reglas.
Ni veo a matrimonios de Vox concertando las bodas de sus hijas menores de edad, o a Lidia Bedman, mujer de Abascal, que en ausencia de éste tenga que ser acompañada por su cuñado o pariente varón más próximo.
Ni que Macarena Olona se quede precisamente muda en presencia de sus homólogos varones, más preocupada por que no se le vean los tobillos.
Ni tengo conocimiento de que Vox envíe comandos radicales a destruir monumentos nacionales como la Sagrada Familia, el Museo del Prado, la Alhambra de Granada o la catedral de Burgos.
Ni que las novias y esposas de los de Vox no puedan ir a lucir palmito en la piscina o la playa, o tengan negado el acceso a institutos o universidades.
Usted, Carolina, se ha columpiado vergonzosamente por hacer seguidismo de su ministra de Igualdad, que infatigable ante el error y la ignorancia mantiene la comparación entre las mujeres españolas aquí y las mujeres afganas allá.
Usted, Carolina, puede acudir a entrevistas en radio o televisión, hacer deporte, montar en bicicleta, maquillarse, escuchar música, ver películas o televisión, asomarse a la ventana de su casa y saludar a sus acólitos podemitas, y lo mejor, en caso de apretón en la vía pública, puede acceder libremente a un baño público. En el mundo talibán, las mujeres lo tienen prohibido.
A ver, Carolina, una afgana en España podría volver a casa "sola y borracha". Una española en Afganistán, ¿también?
Hay muchos políticos de medio pelo que nos tratan como gilipollas; uno más no importa, pero lo digo por su bien, Carolina. Hágaselo mirar.
Saludos cordiales.
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