El dinero en efectivo y el Dioni
¿Preocupado por la desaparición del dinero físico? Tranquilo. ¿Acaso recuerda que cuando inventaron el ascensor quitaran las escaleras? Pues lo mismo va a ocurrir con el dinero y los pagos en efectivo.
A mayor abundamiento, la UE recomienda a sus "súbditos" disponer en casa de alimentos, agua, luz y dinero en efectivo para quince o veinte días en previsión de posibles, aunque imprevisibles, catástrofes de cualquier índole.
Está claro que utilizar el miedo como medio de control no es razonable y huele a totalitarismo rancio. No es una posición ética para ningún gobierno moderno.
El nuestro, nuestro Gobierno, genuflexo ante los prebostes de la agenda 2030, lucha denodadamente para que el vil metal, "sucio y contaminante", desaparezca de nuestras vidas cotidianas, con el señuelo de luchar contra el fraude y, de paso, contra sendos avisos de la Comisión Europea: "No está permitido eliminar el dinero en efectivo en la eurozona", y "el beneficiario de una obligación de pago no puede rechazar billetes de banco y monedas".
Asimismo, el Código Civil, en su artículo 1.170, establece que el pago de las deudas debe hacerse con la moneda de curso legal. Y la única moneda de curso legal en España es el euro. Tranquilo.
Con el antecedente de la censurada emisión del "peligroso" billete de 500 euros (sería un anacronismo que el BCE propusiera un billete de 1.000 euros), actualmente, en el circuito delincuencial solo se usan billetes en circulación como el de 10.000 dólares de Brunéi (tiene un valor de 6.383 euros) y, sobre todo, el billete de 1.000 francos suizos, unos 866 euros al cambio, que representa en la actualidad el 40% de los billetes suizos en circulación, y que tras la retirada en otros países de los billetes de más valor, se ha vuelto enormemente popular en el mundo criminal.
Es evidente que la lucha contra el fraude no es el motivo de este contumaz deseo de los socialistas, ya que los delincuentes, evasores y defraudadores (permítaseme la redundancia) campan a sus anchas, mientras los que no tienen dinero, ni medios para delinquir, están permanentemente en la diana del afán recaudatorio y de control de nuestro Gobierno.
Si hacemos referencia a bandoleros, atracadores, asaltantes y estafadores de plena actualidad en nuestro país, me parece oportuno y loable, desde una perspectiva romántica, hacer un inciso para recordar y ensalzar a los genuinos "héroes" del bandolerismo patrio del siglo XIX como Tragabuches, Luis Candelas, el Tempranillo, Pernales, Diego Corrientes, etcétera, y uno más en concreto, contemporáneo y de todos conocido, un tal Dioni, que no le hizo ascos al asalto del furgón blindado de la extinta empresa Candi SA., que quebró (por asfixia económica, obviamente) tras sustraer el aludido sacas con 298 millones de pesetas.
Este llamativo y polifacético personaje, una vez recuperada la libertad, grabó dos discos, apareció en "Torrente 4", fue concursante en varios programas de televisión e incluso hizo sus pinitos en hostelería bautizando sus tres bares de copas consecutivos con los nombres de "La cueva del Dioni", "El rincón del Dioni" y "El caco Dioni", un corte de mangas o, si lo prefiere, un guiño burlesco con el ojo bueno (tiene estrabismo) a esta sociedad disoluta y corrupta.
Todo un personaje que no desentonaría como actor de reparto junto a la funesta subespecie de ministros de nuestros días, en la gran coproducción socialcomunista "La caída del imperio hispano", de inminente estreno en toda la Unión Europea.
Por resumir, amigo lector, le ruego tenga en cuenta este consejo: en el caso de una catástrofe, ciberataque o ataque terrorista, no olvide guardar velas, una radio de coche y, a pesar del Gobierno, que prefiere el dinero digital... billetes en efectivo.
Saludos cordiales.
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