Patriotismo y fraternidad
"Aquí hemos vacunado a todo el mundo, y no hemos preguntado su origen, su creencia y sobre lo que votaban, aquí lo que hemos hecho es un gran ejercicio de patriotismo y de fraternidad" (Pedro Sánchez).
Todo esto no lo ha dicho un tarado, es un señor que ocupa el cargo de presidente de todos los españoles, pero vemos que no se ha enterado y se despacha con una indulgencia que asombra a propios y extraños. Es una especie de perdonavidas ocupando el mayor cargo institucional de España.
No se puede decir eso siendo el presidente de todos los españoles, un político se presenta por un partido determinado, una ideología acorde a sus sensaciones personales, pero deben saber todos los políticos (antes lo repetían todos al salir elegidos) que, en el momento que ocupen un cargo institucional, sea ministro, senador, alcalde, concejal o presidente del gobierno, usted se debe por igual a todos, le hubieran votado o no. Pues Pedro Sánchez no lo entendió así, eso sí, cumple, pero para sus adentros lleva implícita esa egolatría superior repartiendo patriotismo a raudales.
¿Les extraña el cómo vamos? Para atrás sin miramiento, no solo el precio de la luz está en el candelero, tenemos un desempleo fuera de lo común, una precariedad laboral enorme, que, sumándole la imposibilidad de una vivienda asequible al salario, nos convierte en un país donde el trabajador es pobre, no llegándole el sueldo a fin de mes. Si añadimos la estela de la corruptela institucional (que, si no estamos atentos volveremos a sufrirla, aunque la anterior está por juzgar en condiciones) que llega hasta las más altas esferas del Estado; más ese CGPJ que quiere eternizarse sin que se renueven, obviando nuestra democracia donde el poder reside en el pueblo representado en el legislativo (parlamento) siempre atendiendo peleas ideológicas en vez de cumplir la constitución.
Un tema crucial, importante del desapego de nuestros políticos con la responsabilidad, es la sanidad pública y las residencias de ancianos. Con las residencias está ocurriendo algo tremendamente obsceno, se sigue permitiendo negocio con nuestros abuelos, se les aparca en esos pasillos malolientes solo esperando la muerte, nada de sensibilidad, nada de comprensión a algo que pasaremos todos, la deshumanización general. Son como cementerios vivientes, solo eso, todo a pesar de las promesas después de que en algunas comunidades se les prohibiera hasta el ingreso hospitalario, dejándolos morir como perros, ¡qué digo perros! ya quisieran muchos ancianos ser cuidados como los perros.
Con la sanidad pública está pasando igual, la vemos destruirse delante de nuestros ojos y no decimos nada, ya existen listas de espera hasta para la atención primaria, ya es el colmo del despropósito. Una sanidad lenta es como la justicia lenta, ni es sanidad ni es justicia. Desde la pandemia las carencias se recrudecieron, salieron a la luz, para salir del paso, tal parece que solo tiene atención inmediata el virus, el resto de las patologías no importan. Alguien debiera hacer un estudio de cuántos enfermos murieron o empeoraron su situación irremediablemente por desatención o una atención a destiempo.
No sé, mientras nuestro presidente haciendo patriotismo y fraternidad.
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