Catálogo de estándares de competencias profesionales y EQF
[Innovación formativa (I)] - Todas las empresas desarrollan determinado producto mediante un conjunto de capacidades cognitivas y prácticas (comprender y saber hacer). Para satisfacer esas capacidades necesitan de personal cualificado. De ahí que todas las capacidades requeridas por una empresa están desglosadas en sus puestos de trabajo. Entre todas las múltiples empresas existentes, hay siempre puestos de trabajo similares que se necesitan identificar y denominar: esa denominación será la de la ocupación que los agrupa. Bajo la denominación de una ocupación las empresas realizan ofertas de empleo para determinados puestos de trabajo, ofertas a las que las personas acuden con sus cualificaciones de capacidades. Cualificaciones que deben estar encasilladas en un marco de referencia: el Marco Europeo de Cualificaciones (EQF en sus siglas en inglés). Por tanto, se debe establecer un catálogo de capacidades o competencias profesionales con el que crear el catálogo de ocupaciones de las ofertas de empleo encasillándolas así en el EQF.
Las capacidades prácticas del saber hacer que se deben determinar exigen siempre las capacidades cognitivas de comprender por qué, cómo y para qué se hacen las cosas de esa manera. A su vez, esas capacidades cognitivas van a requerir el uso de unos conocimientos fácticos que permitan plantear los problemas que se deben resolver. Unos conocimientos fácticos resultado de los conocimientos teóricos que se han adquirido previamente. Por tanto, existe una progresión formativa y de cualificaciones según: a) los conocimientos teóricos, b) conocimientos fácticos o de resolución de problemas teóricos, c) de comprensión de las capacidades cognitivas que permiten el desarrollo eficaz de las capacidades prácticas, d) las capacidades prácticas o destrezas y habilidades necesarias para conseguir hacer los objetivos operativos requeridos en determinado puesto de trabajo perteneciente a una ocupación. Pero ocurre que toda ocupación debe estar, de hecho, dentro de un nivel o autonomía en un campo o materia profesional. En este punto, el EQF ha establecido ocho niveles de cualificación: desde la excelencia de la máxima autonomía profesional, en el nivel 8 del EQF, a la máxima supervisión del nivel 1. Obviamente, cada nivel se define y queda definido por sus descriptores: conocimientos teóricos, conocimientos fácticos, capacidades cognitivas y capacidades prácticas.
Por tanto, el EQF delimita 32 casillas de cualificación, y, si se agrupan los conocimientos y las capacidades, se reducen a 16 casillas: una de conocimientos y otra de capacidades por cada uno de sus ocho niveles, dando así juego estructural y conceptual a un orden integrador formativo que permite la transparencia competencial.
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