Quien bien quiere al Naranco le hará llorar
Quien bien te quiere te hará llorar. Un refrán que, por repetido, me ha quedado grabado. Nunca lo entendí. Sin embargo, no hay otra alternativa.
Me ha quedado claro cuando leo, hace unos días, las declaraciones del alcalde de Oviedo, que asegura querer al Naranco y demostrarlo limpiando los senderos, a la vez que insiste en perforar el monte y adosarle toneladas de hormigón y asfalto con una autovía que no va a solucionar los problemas de tráfico. Mis cortas entendederas no llegan a comprender.
Por lo visto está claro que quien bien te quiere te hará llorar.
Hace años leí un cartel en un centro escolar: "Quien bien te quiere te hará reír". ¡Qué valentía!, pensé. ¡Contradecir al sabio refranero!
Pero... imaginemos, quien bien quiere al Naranco le hará reír. Y le dejará ser un monte con vegetación, con senderos limpios, con el tráfico alejado, con un transporte público respetuoso. Un espacio para el ocio y el deporte sin contaminación acústica ni atmosférica. Envidiado por otras ciudades. A un paso del centro.
Eso no quita para que se tomen medidas, que las hay, y más sencillas, para agilizar el tráfico.
Y sobre todo, mirar hacia un futuro con un transporte colectivo sostenible y eficaz.
Tal vez sea hora de cambiar el refrán.
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