Residencias de ancianos y sanidad pública
Es tal el desapego de nuestros políticos con la realidad que sobran las palabras finas, solo les interesa su bienestar particular; de lo contrario, ya hubieran puesto pie en pared para arreglar desaguisados que ellos van permitiendo y creando.
Lo repetiré una y mil veces más, ya que es lo que ellos esperan. Callan, guardan silencio y solo esperan dejar pasar el tiempo a ver si la gente deja de quejarse. ¡Pues no, señor, no dejaremos de denunciarlo por aquí y donde haga falta!
Con las residencias de ancianos está ocurriendo algo tremendamente obsceno, se sigue permitiendo negocio con nuestros abuelos, se mira para otro lado: nada de sensibilidad, nada de comprensión a algo que nos compete a todos, la deshumanización general en esas residencias llega hasta lo más inmoral. Son una especie de cementerios vivientes, los familiares cuando van de visita, ¿no ven?, callan todo lo que observan y lo que les cuentan sus abuelos de la dejadez que sufren. Es de tal cobardía e insensibilidad que demuestra de qué calaña estamos hechos. A pesar de las promesas (cuando al principio les dejáramos morir como perros, ¡qué digo perros!, ya quisieran muchos ancianos ser cuidados como hacen con sus mascotas sus hijas y nietas -ya ven, uso el leguaje inclusivo-), incluso cuando la pandemia se consintió en alguna comunidad el genocidio senil, hasta les negaron la hospitalización. ¿Ven mayor vejación de uno mismo para con los más débiles y desprotegidos? Decía que a pesar de las promesas todo sigue igual. Nada cambia y nada cambiará, si todos dejamos de exigir dignidad, respeto y compromiso para nuestros mayores en sus últimos días de vida.
Con la sanidad pública está pasando igual, la vemos destruirse delante de nuestros propios ojos y no decimos nada, ya existen listas de espera hasta para la atención primaria, ya es el colmo del despropósito. Una sanidad lenta es como la justicia lenta, ni es sanidad ni es justicia. Desde la pandemia las carencias se recrudecieron, salieron a la luz, tal parece que solo tiene atención inmediata el covid, el resto de las patologías parece que hubieran desaparecido, no importan. Alguien debiera hacer un estudio de cuántos enfermos murieron o empeoraron su situación irremediablemente por desatención.
Las administraciones tienen una tarea ardua por delante, tienen que ponerse a solucionar las listas de espera con especialista de inmediato, y en la atención primaria (AP) resolver de un plumazo la pachorra que creó la pandemia en todos.
Escuchar a un presidente de comunidad decir "que los pacientes que necesiten una cita presencial deben tenerla" y ser contestado por el Colegio de Médicos sobre la deficiente organización sanitaria o de propiciar la pérdida de confianza de los usuarios también suena a culpa de nadie. La pérdida de confianza de los usuarios es por la deficiente atención, sea de organización o de lo que sea: ustedes, tanto políticos como organizaciones médicas, deben ponerse las pilas, ¡ya les vale! Esperamos solución, nada de culparse entre ustedes: solución.
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