La detención de Puigdemont
El expresidente de la Generalidad Carles Puigdemont ha sido detenido en Cerdeña por la Policía italiana cuando acudía a una reunión con líderes secesionistas sardos. Después de perder su inmunidad, la euroorden del juez Llarena había sido reactivada y hasta el más tonto sabía que su detención, si salía de Bélgica, estaba cantada. Por supuesto, el primero que lo sabía era el propio Puigdemont. Así que la detención de Puigdemont, para la gente bien informada, amante de la ley y defensora del Estado, tiene, necesariamente, que dejar un sabor agridulce: por un lado se detiene a un golpista y a un prófugo de la justicia que ha cometido, y liderado, graves delitos, y por otro es el propio delincuente el que está utilizando su detención para continuar con sus maniobras políticas, ya claramente antidemocráticas. Junts per Catalunya, el partido que lidera Puigdemont, no ha ganado las elecciones en Cataluña, donde ahora la Presidencia de la Generalitat está en manos de ERC, y los de Esquerra son más proclives a dejar aparcado por un tiempo el asunto soberanista y a pactar con el Gobierno central mientras se comen con patatas a los de Puigdemont, pues muchos catalanes, incluidos muchos independentistas, no quieren un conflicto permanente que no ha hecho más que debilitar a Cataluña y hacer perder dinero a casi todos los catalanes, eso sí, a unos más que a otros; y digo casi porque para algunos es precisamente "el procés" su modus vivendi. Así que, tengámoslo claro, en la detención de Puigdemont han influido, sobremanera, dos factores: en primer lugar que el propio Puigdemont, como hemos dicho, la ha propiciado, para poner una zancadilla a ERC, dinamitar las negociaciones con el Gobierno de España y agitar nuevamente Cataluña, con la intención de liderar otra vez lo que los catalanes en las urnas han negado a Junts, ¿vemos la maniobra antidemocrática? En segundo lugar, porque en Europa no gustaban nada las correrías de este individuo, agitando movimientos independentistas en Bélgica, en Alemania, en Francia, en Italia, etc. Ir a Italia o a Francia, donde la sensibilidad antifraccionamiento del Estado está a flor de piel, es ir a rogar a los franceses o a los italianos que te detengan. Tampoco nos puede pasar desapercibido que quien ha estado pagando todos los gastos de Puigdemont y su séquito, incluida la mansión de lujo en Waterloo, se puede haber cansado de pagar, mientras veía cada vez más alejada la posibilidad de rentabilizar su apoyo financiero a los golpistas. Y al financiador le sobra dinero, pero ya es muy pobre en tiempo. Así que contengamos la alegría, porque la detención de Puigdemont no nos va a traer más que problemas. Lo mejor que nos hubiera pasado es que el golpista hubiera seguido en el extranjero para siempre. Otra vez, Jorge, vuelven los problemas ¿te acuerdas que ya dijimos que volverían en septiembre? y decisiones que no se tomaron en su día o decisiones que se tomaron equivocadamente pasarán factura, sea un 155 light, sean los indultos.
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