Una futbolística y otra de sexo
Recordatorio. Lo que dejé ya nunca encontraré al regreso.
Montaigne
Hace la tira que este de ahí arriba a la izquierda no asiste a ningún partido de fútbol de ninguna categoría. Sin embargo, recordamos perfectamente la última vez que estuvimos en un estadio de balompié en el que vimos, en primer lugar, allí junto a las puertas de entrada a unas señoras ancianas que intentaban ganarse su sustento vendiendo lotería...
Ya en las gradas observamos el ambiente. Los seguidores del club de casa no cesaron de animar a su equipo. Mas un forofo foráneo, previsor él, sacó una novela del bolsillo de la camisa. Tan entusiasmado estaba el lector que si no lo avisan ni cuenta se hubiese dado de que el árbitro ya había pitado hacía ocho minutos el final del partido.
Por lo demás, el británico Jed Mercurio recrea en su último libro, «Un adúltero americano», la figura del que fuera presidente de Estados Unidos John Fitzgerald Kennedy (verdad que habéis visto vuestra/nuestra «Galería» de ayer), la cual recoge que Kennedy «llegó a confiar al primer británico Harold Mac Millan que si pasaba tres días sin acostarse con una mujer sufría terribles dolores de cabeza...». Meca, sobradamente aguantaba el hombre. Este escribidor tuvo un intimísimo amigo que cuando tenía la edad de John no resistía sin «hacerlo» ni cuarenta y cuatro horas. Palabra.
Amables lectoras/es, despedida y cierre. Y venga, ánimo.
Érase una vez.
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