Más madera, José Luis
En sus ensoñaciones oníricas, el titular de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, departía con el juguetón y rompehuevos “diablo” Sánchez, quien “amenizaba” el descanso nocturno del Ministro mordiéndole la nariz y haciéndole cosquillas con el rabo, mientras le susurraba al oído: “Más madera, José Luis”.
El “creativo” Escrivá, que había acumulado méritos en su antiguo trabajo al frente de la Airef, remiso a empobrecer hasta en un 21 por ciento a sus conciudadanos, en función de sus cotizaciones, dudaba ante la insistente presión del “diablo” por entregarle una carpeta adornada con motivos infernales y con todo tipo de planes diabólicos enfocados a revolucionar el sistema de pensiones en beneficio del Estado: jubilación a los 75 años, sistema de cotización de los autónomos, la jubilación forzosa, la jubilación demorada, la jubilación anticipada y los planes privados de ahorro para complementar las pensiones.
-A ver, José Luis, ¡que tú estás con el poder, coño! -le excitaba el “diablo”-. ¿Cómo vas a facilitar, por ejemplo, la prejubilación de un albañil con 69 años que se pasa todo el día en un ático respirando aire puro, mirando a la gente pasar, mientras se pone moreno haciendo masa y colocando bloques de cemento? Eso es salud, cojones, se quejan de vicio.
-¿Y qué me dices de los camioneros, eh?, que con 72 años pueden perfectamente estar viajando por España y el extranjero, como si fueran beneficiarios del Imserso, descansados, disfrutando y conociendo mundo, ¿para qué quieren jubilarse antes, con lo que estresa eso...?
¿Y los cocineros? En pleno invierno, con el calorcillo de la cocina y poniéndose morados, pincho va, pincho viene, con el frío y hambre que pasan en otros trabajos, ¿se lo van a perder por una prejubilación? Más madera, José Luis.
¿Y la policía? Qué decir de la policía motorizada, haciendo rallies por la ciudad impresionando a las nenas, profanando semáforos y direcciones prohibidas, con las sirenas zumbando y maniobras de película, persiguiendo a toda pastilla a delincuentes, furtivos y facinerosos. ¿Necesitan jubilarse y abandonarse a la mala vida?
Interiorízalo, Escrivá: en 2050 los jubilados no compartirán casas, compartirán esquinas y puertas de las parroquias, al amparo de Cáritas.
Todos cobrarán un 21 por ciento menos, pero tú, José Luis, tienes que pasar a la historia haciéndoles ver, a través de gráficos indetectables para el vulgo, que saldrán beneficiados con las nuevas directrices, aunque en realidad vayamos a sodomizarlos económicamente, recortándoles treinta mil millones en las próximas pensiones. Echa una ojeada a la Agenda 2030, y, el summum, a la Agenda 2050 que acabo de presentar.
Hoy en España solo nos podemos jubilar anticipadamente con estupendas pagas los políticos, los funcionarios y los banqueros; y eso después de estar toda una vida en un trabajo de interiores, tan molesto, duro y sacrificado que nadie se puede imaginar el estrés y lo sacrificado que resulta ir a desayunar justo después de entrar a trabajar, volver a media mañana, exhausto por el trabajo tan pesado que vas a realizar, y terminar a medio día con un vermut; la tarde, toda la tarde, libre para desconectar de tanta presión y responsabilidad, y darte, si acaso, una vueltecita con el Falcon.
Soportar esa cruz un año sí y otro también no lo aguanta ni el Santo Job, José Luis.
Confundido por un estratosférico cacao mental, nuestro “creativo” ministro despertaba de su “psicoerótico” sueño, vis a vis con el “diablo” Sánchez y con la autopromesa de ponerse cañero con el personal en pro de conseguir esquilmar a los futuros pensionistas y cumplir así la Agenda 2030. “No tendrás nada, pero serás feliz”, frase rematada con otra personal no menos conocida: “No se han interpretado bien mis palabras”.
Saludos cordiales.
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