¿Adónde el camino irá?
¿Recuerdas, amigo lector, el poema de Antonio Machado cantado por Alberto Cortez: “Yo voy soñando caminos”? “¿Adónde el camino irá? Yo voy cantando, viajero a lo largo del sendero... La tarde cayendo está...”. Ya van regresando los veraneantes de sus caminos, algunos han soñado caminos, otros han dejado sin sueños los caminos. Un tipo de turista masificado que “no sueña los caminos”, ensucia caminos y ciudades emblemáticas como Venecia, hasta favorecer la proliferación de ratas y la turbiedad de los canales. En la montaña, en lugares que deberían inspirar un respeto reverente, los que desean la montaña pero no aman la montaña dejan constancia de su afán de notoriedad haciendo dibujos con piedras que configuraban el paisaje aun antes de la aparición del ser humano.
Sabemos lo que le estamos haciendo a la Tierra: calentamiento global sin rescate, contaminación, expolio, deforestación, etcétera, y parece que ya no importa su deterioro... ya buscaremos salida en Marte. ¿No sería mejor un cambio de actitud? ¿Por qué no usar las vacaciones para darle también un respiro al alma? No se puede soñar en una Venecia agobiante y sucia, yo he estado en invierno y he soñado sus caminos en calma y sosiego. Entre el placer de la carne y la conciencia espiritual, cabe una negociación. Epicuro, con un criterio incrédulo, enseñó que el placer era el único o principal bien de la vida: “Comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir”. Hoy y aquí, sería aún más crudo: “Pasémoslo bien y el que venga detrás que arree”. En Filipenses 3:19 ya se les señala como “su dios es su vientre, y su gloria consiste en su vergüenza”.
Ese criterio se está extendiendo en la actualidad a pesar de que en el mundo las personas que dicen profesar alguna religión son la inmensa mayoría; es decir: en teoría debería primar el espíritu que aprecia, respeta y protege la vida, y para eso no se requieren ritos, misticismo ni tradición, sino la conciencia de que la Tierra es el hogar que Dios ha destinado al ser humano y nos pedirá cuentas si la convertimos en un basurero material y moral. Bueno, ahora ya va a tener que actuar con rotundidad para salvar al planeta: “Y vino el tiempo fijado para... destruir a los que están destruyendo la tierra” (Apocalipsis 11:18). “La tarde cayendo está... ¿adónde el camino irá?”.
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