Dios no existe o es redundante
No es exactamente lo que dicen que dice Stephen Hawking en The grand design; sin embargo ésta es una frase muy sugerente.
Alfred Korzybski nos dijo al principio del siglo XX que las plantas usan la energía para convertir la materia en vida; los animales el espacio para relacionarse, expandirse y moverse; y que el hombre (el ser inteligente de este planeta) usa el tiempo para transmitir sus logros y conocimientos a las generaciones venideras. Hawking y la ciencia moderna tienen mucho que decir sobre esos términos: energía, espacio, tiempo... Me pregunto: en esa evolución marcada por Korzybski, ¿qué usaran las almas? ¿Acaso la música? Porque esa evolución no tiene porque detenerse en los seres inteligentes. Los seres espirituales situados más allá del universo que estalló en el Big-Bang, o más acá, no nos son tan desconocidos. Como esos ángeles que intuimos y representamos, y que igual son nuestras almas que, tras sufrir su gestación en este universo, transcienden conformando el mundo espiritual, ese siguiente mundo de cielo o purgatorio (el infierno es el estadio anterior al que algunos quedan sujetos como espíritus cautivos).
Lo cierto es que todo fue dicho ya, incluso lo que afirma Hawking: científicamente Dios no existe. Nuestra capacidad racional podrá comprender el universo y éste caber en nuestros razonamientos científicos de forma que ese TODO que la ciencia reconoce que ni se crea ni se destruye y que tan solo evoluciona seamos capaces de justificarlo y representar en toda su realidad. No sé si la ciencia demostrará que de la NADA surge ese TODO y explicará el proceso. Pero ¿quién creo el proceso que cabría en esa comprensión para algunos humanos relevante? Dios es un nombre demasiado grande para usarse vanamente en términos científicos ergo: científicamente Dios no existe. Y de existir sería, o mejor dicho será, con toda probabilidad redundante; porque es lo que ese ser espiritual nuestro (en el que cabe la comprensión graciosa de Dios) nos está diciendo desde hace tiempo a la Humanidad: que Dios es redundante en sus variadas formas como Padre, Hijo, y Espíritu Santo. No, realmente Hawking no se equivoca y la teoria M unificará todas las teorías, como el espíritu con su time binding de transmisión espiritual generación tras generación nos esta confirmando que nunca sobra nada: los seres racionales que están en el estadio de los humanos (trascendiendo su capacidad para usar el espacio y usando el tiempo, habiendo disfrutado del fruto de la ciencia y la tecnología, y teniendo la ética espiritual de distinguir entre el bien y el mal más allá de cualquier proposición racional) deberán ser redimidos de su evolutiva expansión egoísta para que puedan dejar de ser un peligro para sí mismos y los otros seres de iguales características. Pues, condenados como están a llegar a las estrellas una vez abandonado el paraíso natural, si llegasen a encontrarse, deben estar éticamente preparados para no seguir con el miedo y la destrucción. Y esa redención incluye un único mandamiento: amaros los unos a los otros. Pero ¡ojo! No he venido a traer la paz del hedonista, sino la guerra del comprometido. En este estadio en que el bien y el mal están en plena confrontación como lo están todos los seres que buscan su expansión: culturas y civilizaciones evolucionan y se confrontan unas a otras: unas para alcanzar las estrellas, otras pretendiendo colapsarse sobre un paraíso natural dejando de ser las privilegiadas criaturas redimidas, y otras, alimentadas del espíritu maligno del odio y el fanatismo, se oponen a todo o al todo por el todo.
Hawking verá a Dios; bueno, lo está viendo pero su ser espiritual aún no es consciente de ello, estando como está concentrado en su ser racional negándolo para no usar su nombre en vano.
P.S.: Después de escribir esto, he escuchado el concierto de piano Kölh, january 24, 1975 de Keith Jarrett interpretado sin partitura y que las tecnologías me han permitido escuchar a través de internet [ http://recorta.com/43fb83 ], y les digo que no me pregunto en absoluto: ¿quiénes somos, ni qué hacemos aquí?
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