España está mal de salud
Y para remediarlo el Gobierno ha incluido en los Presupuestos Generales Estado una partida de 100.000 de euros, destinados a paliar, en alguna medida, los estragos que producen en la sociedad los problemas mentales.
Es, sin duda, una buena noticia, porque hacía muchos años que se estaba pidiendo a gritos algún plan de actuación para afrontarlos, porque sus efectos, directos o indirectos, afectan a una gran parte de la población.
Las estadísticas que lo reflejan son más que preocupantes. No solo lo suicidios, que por sí solos representan el mayor número de fallecimientos por causa no natural, ni, incluso, las terribles enfermedades psiquiátricas severas y crónicas; hay otros muchos trastornos, como puedan ser la ansiedad o la depresión, así como las adicciones de todo tipo, cada vez más frecuentes, todos ellos situaciones más que alarmantes.
El asunto es tan serio que, si no se aborda en toda su dimensión y de forma inmediata, no habrá manera de solucionarlo por muchos fondos que se destinen. Tenemos que ser conscientes de que estamos ante un problema que, de un modo u otro, nos afecta a todos, y, en consecuencia, también a España como país. Un país que está enfermo y que requiere un tratamiento urgente.
Bienvenido sea, por tanto, el plan de salud mental que ha presentado el Gobierno, pero es solo un primer paso para afrontar un problema nacional de primera magnitud.
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