El verdadero problema
En España hemos pasado de tener un presidente del Gobierno que levantaba pasiones, Adolfo Suárez (1932-2014), que estuvo al frente del Gobierno entre 1976 y 1981, a uno que levanta pitadas, “expresión pública de desaprobación y desagrado con pitos u otras demostraciones ruidosas”, según dice en tercer significado nuestro Diccionario, Pedro Sánchez (Madrid, 1972), presidente desde 2018, teniendo entre medias al gran hombre de Estado que, según los entendidos, fue Felipe González (Sevilla, 1942), presidente entre 1982 y 1996.
Después de ver las imágenes en las televisiones del congreso ese de los socialistas en Valencia, o de esos que dicen que aún lo son, y de oír al señor Sánchez exponer que son los que más aman a España (¡y no se veía ni una bandera constitucional!), una de dos: o nos está mintiendo (en Sánchez es normal) o les está mintiendo a los socios que le ayudan a seguir en la Moncloa, los colegas separatistas, los Otegis y demás indeseable compañía.
La gente de a pie estamos viviendo una crisis descomunal, algo que no ve Sánchez, el “socialdemócrata”, porque no pisa la calle salvo muy de vez en cuando, y es triste que tengamos que padecer, además, a tanto político del montón, a tanto abrazafarolas diciendo bla, bla, bla.
Mi enhorabuena, por último, a los galardones de este año con los premios “Princesa de Asturias”.
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