Homenaje al maestro Joaquín Rodrigo

Nace en Sagunto el 22-11-1901, festividad de Santa Cecilia, patrona de los músicos. A los 3 años, una epidemia de difteria le deja casi ciego. Después de diversas operaciones sin éxito, a los 7 años, queda ciego total. Este suceso decanta su vocación hacia la música.

Comienza en el Conservatorio de Valencia solfeo, violín, y piano, a los 8 años, y a los 16, armonía y composición en el Conservatorio de Valencia. Sus primeras composiciones son de 1923. En 1924 aparecen sus primeras obras para orquesta “Juglares” y “Cinco piezas infantiles”. Escribe sus obras en braille y después se las dicta a un copista. En 1927, se traslada a París, al igual que Albéniz, Falla, Granados, Turina y Viñes. Estudia Musicología en la Escuela Normal de Música y tiene como profesor a Paul Dukas.

Entabla amistad con Ravel, Stravinski y, especialmente, con Falla y Viñes, que le ayudan y aconsejan. En 1935 muere Dukas, y Rodrigo, agradecido al que fue su profesor, le dedica su “Sonata de adiós” para piano.

En París conoce a la pianista turca Victoria Kamhi, con la que se casa el 19-1-1933. Es autora de una detallada biografía, “De la mano de Joaquín Rodrigo, historia de nuestra vida”, editada en 1986 por la Fundación Banco Exterior.

Continúa estudiando en el Conservatorio París-Sorbona armonía y composición. Pasa por una etapa muy dura, en la que no tiene trabajo, con dificultades económicas, pérdida de un hijo a punto de nacer. Su gran resiliencia le hace superar este trance. Se traslada para trabajar a Austria, Alemania y Suiza, donde reside temporalmente.

En 1939, concluida la guerra, vuelve a España y se instala definitivamente en Madrid. Compone y estabiliza su vida. Consigue la cátedra de Historia de la Música en la Complutense de Madrid, colabora como asesor y crítico musical en diferentes medios, conciertos de piano, conferencias y giras por España, América, Japón y Europa.

En 1940, una fecha señalada, tiene lugar el estreno mundial de su obra más emblemática, en el Palau de Barcelona, con Regino Sainz de la Maza como intérprete: “El concierto de Aranjuez”, compuesto en París en 1939. Es la primera obra de Rodrigo para guitarra y orquesta. El adagio, bellísimo, pronto adquirió fama universal.

Se hicieron múltiples versiones instrumentales: Miles Davis, jazz; J. Christian Mitchell, clarinete; Carlos Santana, rock; Nicanor Zabaleta, arpa. En versión voz: Amália Rodrigues, Plácido Domingo, Montserrat Caballé, Nana Mouskouri, Richard Anthony (“Aranjuez mon amour”), Demis Roussos (“Follow me”), Andrea Bocelli (“En Aranjuez con tu amor”).

En las mejores interpretaciones destacan: A. Segovia, N. Yepes, P. Romero, John Williams, R. Sainz de la Maza, Paco de Lucía, J. M. Cañizares.

En cuanto a “Fantasía para un gentilhombre”, se estrena en San Francisco (EE UU), actuando como intérprete Andrés Segovia, que le hizo a J. Rodrigo la petición expresa de esta obra y a él va dedicado lo de gentilhombre. Está inspirada en seis danzas del compositor del siglo XVI Gaspar Sanz.

Recibió múltiples homenajes por todo el mundo y se le nombró doctor honoris causa por las más importantes universidades españolas, Carolina del Sur y Exeter.

En cuanto a premios, recibió gran cantidad: Premio Nacional de Música, en 1991, el Rey Juan Carlos I le concede el título nobiliario de marqués de los Jardines de Aranjuez. En 1996 se le concede el premio “Príncipe de Asturias” de las Artes (este año se cumplen los 25 años de su concesión y los 120 de su nacimiento). Recibe también la Gran Cruz de la solidaridad. En 1998, Francia le concede el Commandeur des Arts et des Lettres y recibe el premio al mejor autor de Música Clásica, otorgado por la SGAE.

Falleció en Madrid el 6-7-1999. Su esposa, Victoria, muere dos años antes, en 1997. Están enterrados en el panteón familiar del cementerio de Aranjuez.

Quizás, uno de los más emocionantes homenajes tuvo lugar en Vigo, en el teatro García Barbón, en la Semana “Santa Cecilia”, del 15 al 22 de noviembre, organizado por los conservatorios de Vigo y Orense y patrocinado por el concello de Vigo en el 90.º cumpleaños del maestro Rodrigo.

Roberto Relova, subdirector, Tomás Camacho, concertista de guitarra y director del Conservatorio vigués, y el orensano Antonio Iglesias, pianista, musicólogo y organizador de eventos musicales, fueron las almas de este homenaje.

El primer día, Iglesias glosó la obra del compositor y Camacho interpretó “Tres pequeñas piezas”, “Zarabanda lejana”, “Fandango”, “En los trigales”, “Zapateado”. Los días siguientes, intérpretes de guitarra de toda España y Brasil intercalaron piezas de Rodrigo en sus actuaciones.

El día 22-11-1991, Santa Cecilia, 90.º cumpleaños de J. Rodrigo, el pianista coreano Chang-Rok-Moon interpretó, entre otras, “A l’ombre de Torre Bermeja”, de Rodrigo.

Y llegó el momento más emotivo. Cecilia y su padre se levantan, cesan los murmullos, el silencio está atado con hilos de seda, el maestro, con su ayuda, se pone de cara al público y de modo espontáneo mil voces entonan “Cumpleaños feliz”. Sigue una ovación que hace correr los minutos en todos los relojes.

Mi hija, hace unos años, asistió a una charla que daba Cecilia Rodrigo, que les habló de los derechos de autor y lo difícil que era cobrarlos, sobre todo en los países del Este. Y les planteó la siguiente pregunta: “¿A que no aciertan quién devenga más derechos de autor en España?”. No acertó nadie. Solución: el pasodoble “Paquito el chocolatero”. Increíble, pero cierto.

Cecilia, bienvenida a Asturias, esta tierra que quiere ser también paraíso de la cultura y la música. Enhorabuena a usted y su marido por la preservación, difusión y ejecución de las obras de su padre. Y por esa Editorial J. Rodrigo y la Fundación Victoria y J. Rodrigo.

Un ruego, señor Barbón, doña Berta, ¿sería posible que la TPA pudiese transmitir el concierto de la Princesa? Sería el mejor homenaje al maestro Rodrigo y una alegría para muchos asturianos.

Saludos.