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La ley del embudo

27 de Octubre del 2021 - J. J. J. Suárez González (GIJON)

No hay nada mejor para analizar las cosas que pasan ahora que coger la máquina del tiempo y viajar, no podemos hacerlo hacía el futuro, pero sí podemos hacerlo hacia el pasado. Gobierno de Felipe González, Alfonso Guerra es el vicepresidente de aquel gobierno y hace toda una serie de declaraciones de intenciones que suponen un atentado gravísimo contra la Justicia. Guerra viene a decir que como el elegido democráticamente por el pueblo es el poder legislativo, son los diputados y senadores, y el gobierno, que emana de la decisión de esos diputados, es el Legislativo y el Ejecutivo, los que pueden decidir lo que les venga en gana sobre el Poder Judicial. Entonces algunos alzaron su voz y llamaron a aquella tropelía el "asesinato de Montesquieu". Pues bien, muchos años después, aunque algunos digan que entre la vida y la muerte no hay medias tintas, Montesquieu está medio muerto, como hemos visto en el reparto de cromos entre el PSOE y el PP estos días y veremos en el futuro. Pero, si atentar contra la independencia de la Justicia, contra la separación de poderes que establece la Constitución, es muy poco democrático, porque esa Constitución fue aprobada por los españoles en referéndum nacional el 6 de diciembre de 1978, todavía es más grave que la justicia se dedique a hacer política, a intervenir en los procesos políticos y a cuestionar la legitimidad de los diputados emanados del sufragio universal. Llegados a este punto ¡cuidado! habría que dar la razón a Alfonso Guerra. Esa grosera y antidemocrática intervención de la Justicia, muchas veces incluso prevaricando claramente, la estamos viendo en muchos países, no solo en España. Voy a poner dos ejemplos:

A requerimiento del Tribunal Supremo, la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, ha retirado el acta de diputado al diputado a Alberto Rodríguez, el diputado de las rastas, el mismo al que llamaban "piojoso", un trabajador metalúrgico conocido por ser activista social. Rodríguez fue condenado por dar una patada a un policía, aunque en el juicio no se pudo presentar ninguna prueba y circulan por Internet las imágenes completas de aquellos incidentes donde no se ve ni patada ni agresión de ningún tipo de Rodríguez a ningún policía. Pues solo en base a la declaración de ese policía se condenó a Rodríguez. En fin, ya sabe usted que ya soy contrario al mantra "nosotras sí te creemos" si esto sirve, sin más, para condenar a alguien, pero lo soy en todos los casos. La endeblez de la sentencia sobre unos hechos, no suficientemente probados, acaecidos hace años, cuando ni siquiera existía Podemos, es tal que el propio tribunal sustituyó la condena de mes y medio por una multa de 540 euros, eso sí, al mismo tiempo el TS hacía un requerimiento de inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo. Rodríguez ya no es diputado de Podemos, ha abandonado esa formación política y todas sus actividades y se ha ido cabizbajo a su casa. Maravilloso. Algunas formaciones políticas, muy irresponsablemente, se han alegrado, pero esto sienta un precedente muy grave. Parafraseando a Bertolt Brecht cabe decir: Fueron a por Alberto Rodríguez, pero, como yo no era de Podemos no me importó. Ahora vienen a por mí, pero, es demasiado tarde.

También ha empezado el juicio en Italia contra Matteo Salvini, el que fuera controvertido ministro de Interior. Se le acusa de "secuestro de migrantes", aunque Salvini es evidente que no secuestró a nadie, pues esas personas estaban a bordo de un barco de la ONG española Open Arms. Entre las acusaciones particulares y los testigos está el propio capitán del barco de la ONG, un individuo que nunca ha sido juzgado por sus cuentas opacas, por sus actividades en connivencia con las mafias del tráfico de personas o por los abusos contra sus trabajadores y al que no se se conoce ningún otro modus vivendi. Recordemos que dicho capitán, de nombre "scar Camp, fue galardonado en 2016 con el título de Catalán del Año y fue el propio Carles Puigdemont el que le entregó la estatuilla. Pues bien, son sobradamente conocidos los apoyos financieros de George Soros, el especulador financiero judío de origen húngaro y nacionalidad estadounidense, tanto a Open Arms como al que entregó la estatuilla a "scar Camp. Este personaje, al igual que apostó por hundir la libra inglesa o la lira italiana en 1992 y 1997 y provocó la crisis asiática de 1997-98, ha decidido que la UE debe fragmentarse en países enfrentados entre sí y que la inmigración irregular es el arma adecuada para lograrlo. El 11 de abril de 2016, en la reunión del center for Imperfect Knowledge Economics (recogida por Financial Times), George Soros pronosticó como inevitable la desintegración de la Unión Europea. En Italia no juzgan a Soros ni al capitán del Open Arms, que en vez de llevar a los migrantes, como dicta claramente el Derecho Marítimo, al puerto más cercano, que era Malta, los llevó a Italia, piden 15 años de cárcel para el que intentó evitar que este tipo de cosas sucedieran y la Justicia Italiana participa, y es actor principal, de la tropelía política.

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