De libro

30 de Octubre del 2021 - J. J. J. Suárez González (Gijón)

Hay cosas que son de manual, ya sabes que van a pasar seguro, porque siempre, siempre, siempre, pasan. Entre ellas que los socialistas siempre incumplen sus acuerdos con su izquierda, siempre hacen lo mismo y no guardan ni las formas. Para no irnos demasiado al pasado, recordemos los acuerdos de legislatura a que llegó Susana Díaz en Andalucía con IU; cuando llegó la hora de implementarlos, para no hacerlo, la dirigente socialista andaluza disolvió el Parlamento andaluz, convocó elecciones y echó la culpa a IU. Recordemos también lo que sucedió no ha mucho tiempo cuando el PSOE estaba negociando un acuerdo de gobierno con Podemos y con IU (entonces ambas formaciones de izquierda habían acudido por separado a las elecciones), al mismo tiempo Sánchez estaba negociando un acuerdo con Albert Rivera, entonces líder de Ciudadanos. Pues bien, sale Pedro Sánchez a la palestra y dice que ha llegado a un acuerdo de gobierno con Ciudadanos, pero que como no tiene votos suficientes para ser investido que quiere los votos de Podemos y de IU. Naturalmente, la izquierda no podía avalar un acuerdo derechista de gobierno que incluía cosas como la “mochila austriaca”: en román paladino, que los trabajadores se paguen su propio despido. Recuerde usted también que el culpable de que Sánchez no pudiera ser investido presidente, el malo de la película, fue Pablo Iglesias. El entonces líder de Podemos, en aquellas sesiones de investidura, hizo una advertencia a Pedro Sánchez profética, pues Iglesias sabía muy bien quiénes se estaban moviendo entre bambalinas para evitar un acuerdo de izquierdas: “Pedro, ten cuidado con el de la cal viva”. Sánchez pudo entonces tener un gobierno de mayoría de izquierdas sin contar con nacionalistas e independentistas, pero prefirió no hacerlo, es decir, Sánchez hizo exactamente lo mismo que había hecho Felipe González unos cuantos años antes, que, en vez de pactar con IU, pactó con Pujol. Finalmente, como no le quedó otra para llegar a presidente, Sánchez pactó con su izquierda un programa de gobierno. ¿Implementaría Sánchez ese programa de gobierno o cuando llegara la hora de cumplir lo pactado haría lo mismo que hizo Susana Díaz?, es de libro. Por si hay alguien que tenga la menor duda al respecto de lo que estamos comentando solo hay que ver lo que acaba de pasar en Portugal, es la misma historia con casi los mismos actores: cuando ha llegado la hora de cumplir el programa de gobierno los socialistas portugueses no lo hacen, obligan al Bloque de Izquierda y al Partido Comunista a votar en contra de los Presupuestos y los culpables de que haya que ir a unas elecciones anticipadas no son los incumplidores, son los que querían que el programa de gobierno se cumpliera. De vuelta a España lo estamos viendo con la contrarreforma laboral: ¿cuántas veces escuchamos a Sánchez decir que pensaban cargarse la reforma laboral de Rajoy, tan perniciosa para los trabajadores? Esa era la medida estrella del pacto de gobierno entre el PSOE y UP. Ahora Sánchez ya no habla de derogación, habla de “modernización”, un eufemismo de los que tanto gusta utilizar a los socialistas para no llamar a las cosas por su nombre y para decir Diego donde ante dije digo, y pone a sus ministros y ministras a vigilar a Yolanda Díaz. Finalmente, vemos que Sánchez hace lo mismo que hizo Felipe Gonzáles con el asunto de la OTAN, del eslogan de los socialistas “OTAN, de entrada no” y de lo que le espetó González a Leopoldo Calvo-Sotelo: “Si con mayoría simple se entra, con mayoría simple se sale”, al sí a la OTAN. Son encantadores estos socialistas. Así que vamos a ver en qué queda la contrarreforma laboral y vamos a ver cuándo Sánchez va a decidir romper la coalición de gobierno, disolver el Congreso de los Diputados, convocar elecciones anticipadas y echar la culpa de todo a su izquierda. Es de libro.

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