Las noticias y la percepción de cada cual
La noticia llega o alcanza su meta, más o menos según el receptor. Está el que solo las percibe en la tele entre parada y parada del zapping, sin debates, sin comentarios, y está el que se para ante el debate, el que lee el periódico todos los días, el que reflexiona. El primero se libra de la inquietud que produce el desconcierto sobre cualquier tema, que puede darte dolor de cabeza sin que logre uno entender si la noticia sirve para algo más que preocupar al personal, sin aparentes respuestas de quien puede y debe darlas, y decide sumergirse en el entretenimiento, y el segundo sufre ante la falta de respuesta a los serios desafíos de este tormentoso presente.
Puede que el primero sea más sabio que egoísta, pero sufre menos, eso desde luego. Y qué hacemos los tontos que nos devanamos los sesos sin llegar a comprender a este homo sapiens, o mono evolucionado por casualidad nacido sin propósito pero que ostenta algún poder, y que movido por la inercia del sistema continúa sin dar respuesta a los no grandes, sino críticos problemas como la contaminación que nos lleva hacia la destrucción sin remisión. Insisto en que los avisos por derribo no hacen mella en los gestores del sistema, y lo que es más triste tampoco asustan al confiado no pensante.
Ya se sabe que el calentamiento global es irreversible. Según algunos científicos, aunque se dejara de contaminar ahora mismo, aunque parara el sistema el proceso seguiría, así que según parece nos quedan algunas décadas. ¿No nos debería hacer pensar eso en algo más que en vivir lo que nos quede sin compromisos con la vida?, ¿estaríamos dispuestos a cambiar nuestro modo de vida, retroceder un par de siglos? El ser humano necesita la tierra para vivir, el aire, el agua, los árboles, y hasta los insectos.
Puede que el ser humano movido o sostenido por los hilos del sistema no albergue un sentimiento de prevalencia, pero el que ve en Dios la única esperanza, puede leer su noticia de restauración al orden de justicia y vida a través de su propio gobierno: “El reino del mundo ha llegado a ser el Reino de Nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará para siempre jamás... Pero las naciones se airaron, y vino tu propia ira, y el tiempo señalado para que los muertos sean juzgados, y para... causar la ruina de los que están arruinando la tierra” (Apocalipsis 11:15,18). A mí personalmente esa me parece una buena noticia.
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