Nunca llegará
Recordatorio, de recordatorios, de recordatorios. Es en tu corazón donde brilla la estrella de tu destino.
Schiller
Oímos hablar hace algún tiempo a través de Radio Asturias (SER) sobre la soledad a los profesores Manuel Cruz y Manuel Delgado, filósofo y antropólogo, respectivamente: «¿Por qué nos da tanto miedo la soledad»?, era la disertación. Interesante tema. Al menos así nos pareció (nos parece) a nosotros.
Leímos (también hace algún tiempo) un artículo de prensa titulado «El transeúnte virtual», firmado por Andrés Trapiello, en un semanario. Verbigracia: «Al acabar la tarea, hacia las 8 de la tarde, me bajaba a la calle y vagaba sin rumbo fijo durante una hora. A veces me encontraba con un amigo que era un poco como yo mismo... Creo que salía también un tanto desesperado, con una carta y su sobre en el bolsillo, y decía que iba a echarla en el buzón, aunque él y yo supiéramos que era la misma carta, que llegaba al buzón y no la depositaba nunca, volviéndose con ella a casa, para poder salir a la calle al día siguiente y decir que iba a hacer algo... Hablábamos, nos despedíamos, y de vernos, a veces transcurría más de medio año. Mas sabíamos que teníamos eso, que en la calle nos esperaba alguien, aunque no lo encontráramos...».
Amables lectores, pongamos ya el punto y final a la historia de una carta que «nunca llegará».
Despedida y cierre.
Érase una vez.
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