El secuestro de la FEMPA
Año 2020, año olímpico y año de elecciones en las federaciones deportivas, también conocido por “el año de la pandemia”. El 3 de noviembre de ese año, se celebran elecciones en la Federación Asturiana de Montaña, la FEMPA. Hay dos candidatos claros que pugnan por dirigirla: Juan Rionda, con 20 años de mandato al frente y que busca darle continuidad, y Manolo Taibo, vocal de seguridad y miembro de la junta directiva de Rionda, que al frente de un equipo joven busca el cambio y la renovación de la institución.
Ese 3 de noviembre, las elecciones se celebran pese a los cierres perimetrales (que esa misma noche entraban en vigor en Asturias), restricciones en la movilidad y recomendaciones sanitarias que instan a quedarnos en casa. Participa un 10% del censo electoral de unas 7.000 personas federadas en aquel entonces, ganando Rionda por 30 votos, principalmente del voto por correo. Estas elecciones son anuladas por la Junta Electoral Autonómica (órgano de la Administración responsable de garantizar –en este caso– la transparencia del proceso electoral) por “carecer de rigor democrático” y dictamina, además, que se deben celebrar unas nuevas, para lo cual la asamblea general de la Federación (en la que están representados clubes, deportistas, técnicos y árbitros) debe reunirse para aprobar un nuevo calendario electoral. La junta gestora de la FEMPA, de la que fueron expulsadas ilegalmente (según el reglamento electoral) las personas supuestamente afines a la candidatura de Taibo, impone un calendario sin contar con la asamblea general y unos días antes de la celebración de estas elecciones “ilegales” decide suspenderlas para “consultar a la Dirección General de Deporte” si esto debe ser así. Pocos días después, Deporte contesta que efectivamente la asamblea general debe ser convocada para aprobar ese nuevo calendario. Dos meses después de este comunicado, seguimos sin convocatoria a la vista, sin elecciones y con una Federación a la deriva... Un año después, unas 14.000 personas federadas actualmente están siendo gobernadas por una junta gestora conformada ilegalmente, que ya organizó unas elecciones carentes de rigor democrático, suspendió otras ilegales, que no tiene proyecto ni programa.
Solo esperamos que la Federación sea liberada de este secuestro y que se dejen actuar los mecanismos democráticos para gestionarla a través de unas elecciones justas, con rigor democrático y cuyo calendario y condiciones sea consensuados por la asamblea general, que es al fin y al cabo la que representa a las personas federadas.
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