Nos ha dejado el compa internacionalista Marco Rizzardini
Sociólogo y experto en los conflictos en el Magreb y Oriente Medio, Marco fue también motor y director de la revista “Cuadernos África América Latina” de Sodepaz, antes de que esta organización se quebrara en varios pedazos 25 años atrás. En ese tiempo Marco fue impulsor de la naciente propuesta del Comercio Justo-Consumo responsable.
En las últimas décadas vivió en el Valle del Tiétar, donde regentó dos restaurantes y presidió el estilo Slow Food Gredos-Tiétar, participó activamente en los movimientos sociales y políticos, siempre con su aporte crítico y constructivo.
Su compañera, Maite Serrano (hermana de la cantante Inma Serrano), también tuvo cargos locales de representación y fue directora del equipo técnico de la Coordinadora española de ONGd, hasta cambiar de trabajo en territorio de Jordania (donde se encontraban en el momento del fallecimiento de Marco).
Fue Marco, como testigo privilegiado, quien nos dio una versión tragicómica de la visita de una delegación de las FARC a nuestro país: una delegación de gobierno-empresarios-guerrilleros había sido invitada en uno de los numerosos periodos de negociación.
Zaplana gobernaba Valencia y puso alfombra roja a la delegación.
En Madrid todo el cuerpo diplomático fue invitado, y allí entró Marco en nombre de las ONG. Al comandante Raúl Reyes, segundo al mando de FARC (posteriormente asesinado en un bombardeo auspiciado por EE UU con utilización de la base militar de Manta en Ecuador), fornido y chaparro, le habían dado un traje grande que se le salía por todos lados. El PP de la época les mostraba a la delegación tripartita cómo sería de exitosa una Colombia con el modelo empresarial español. Sonaron himnos y salieron fotos de cómica solemnidad, que posteriormente, cuando se quebró el periodo de conversaciones, han intentado borrar de todos los archivos.
Pero conversaron, propusieron acciones concretas para la paz, que no se logró porque la guerra era y sigue siendo un excelente negocio para el latifundismo atrasado y violento en aquel país al que Marco le dedicó atenciones y cuidados.
Y también Marco nos trasladó en varias charlas en Asturias aspectos de las propuestas internacionalistas para mejorar y sanar al mundo de las injusticias.
Autobiografía: “Los arenenses nacemos donde nos da la gana: en mi caso en Venezia.
Fracasé en variados asaltos al cielo. Es decir, tengo todo un pasado por delante.
Permeado de lógica glocalizadora, estoy, además, convencido de que nuestra acción no debe ser una reacción sino una creación”.
Motivación: “Seguir adelante con la ingente tarea de reconstrucción de la capacidad de militancia, de formar(nos), disciplinar(nos) y de crear complicidades. Salir del ‘encapsulamiento’ y dejar atrás las medias ocurrencias. Defender y extender el Buen Vivir, lo común y lo público. Ayudar a nuestros adversarios a jugar mal”.
“Voy con las riendas tensas / y refrenando el vuelo / porque no es lo que importa / llegar solo ni pronto, / sino llegar con todos y a tiempo” (León Felipe).
Internacionalista y antimilitarista consecuente, “desde lo local a lo global”, Marco nos recomendaba “también en lo pequeño y lo local, apostando por nuestros pueblos, fortaleciendo las alianzas con los productores locales, con los sindicatos agrícolas, con las partes más avanzadas del movimiento alimentario y ecologista, con los técnicos, con los profesores y los centros educativos, con las AMPA, con los artesanos y los artistas, con los cocineros y pequeños empresarios y cooperativistas innovadores, con todos los que entienden que la batalla ahora es reconstruir las economías locales, defender los bienes comunes y el poder municipal amenazado. Para construir cohesión territorial, cooperación social, soberanía alimentaria, para reconstruir comunidad.
En fin, la comida, el alimento ¡No son una mercancía cualquiera!”.
Hasta siempre, Marco.
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