Propuestas para sanar el Clima, desde Avilés
Tres días de Foro Solidario de Avilés, con el tema climático como centro.
Y con el protagonismo indígena en su primera mesa redonda.
Francisco Cali Tzai, maya Kaqchikel de Guatemala, que es el relator de la ONU para cuestiones indígenas, y Myrna Cunningham, miskyta de Nicaragua, de la FILAC indígena.
También Jaime Izquierdo, del Gobierno asturiano, cuya exposición territorial de las aldeas asturianas tuvo también un marcado sesgo indígena.
La Protección de la tierra.
Dice el relator indígena que los llamados “espacios naturales” tienen un enfoque colonial y son fuente de conflictos con los pueblos indígenas, a los que no se consulta.
Comentó la campaña “30x30”, el nuevo acuerdo mundial por la biodiversidad, que propone que el 30% de las tierras estén bajo la protección del Estado.
Sin embargo, otras organizaciones alertan sobre esa campaña que “será la mayor apropiación de tierras en la historia del mundo y reducirá a cientos de millones de personas a la pobreza sin tierras”.
Puso el ejemplo de Tailandia y el pueblo Karen, donde sin consulta se ha impuesto modelos de áreas protegidas contrarios a los habitantes originarios que han sido expulsados: pese a las denuncias recibidas, la Unesco le ha dado visto bueno, desconociendo los derechos indígenas y la Declaración de la ONU.
Habló del enfoque biocultural, la relación existente entre conocimientos y lenguas propias con la Defensa de la naturaleza, y orientó a armonizar las leyes nacionales para compaginarla con la legislación internacional (Declaración ONU, Convenio 169 OIT, etc.).
Myrna sustentó su mensaje en que el Acuerdo de París del clima hablaba de los derechos indígenas en su preámbulo.
Pero el modelo extractivista provoca su incumplimiento, con gran impacto, devastador, y con conflictos crecientes en las comunidades.
Ese modelo extractivista contradice los Derechos, aumenta las desigualdades, incrementa la deuda y genera pobreza abundante.
Los pueblos indígenas están proponiendo la conformación de estados plurinacionales, y en ellos la identidad indígena es vivida de forma muy diversa: sin embargo, todos esos pueblos son herederos de una tradición de control territorial basada en los sistemas de conocimientos propios.
Hizo Myrna un recordatorio de las demandas de los pueblos indígenas:
-La igualdad en la diversidad. Son guardianas de las semillas, las mujeres, son reproductoras de las culturas.
-Madre Tierra y Justicia Climática. La titulación de tierras y territorios en la agenda global. Alianzas para una gobernanza protagonizada por los pueblos indígenas.
Al respecto opinó que solo el 1% de la cooperación que supuestamente se les adjudica llega a los propios pueblos indígenas, quedándose el resto en ONG intermediarias y en los gobiernos. Esa relación propone voltearla. El Banco Mundial, las financieras de cooperación, los gobiernos debieran tener transparencia y control para verificar adónde van los recursos.
-Gobernanza propia y libre determinación. Participación política para que las formas propias de gobierno prosperen.
-Cambios estructurales de los estados, encaminándose hacia lo plurinacional.
-Iniciativas de Buen Vivir. Conservación, adaptación, evolución de las vidas indígenas.
-Apoyo a procesos propios (y no inventar otros) de medio y largo tiempo (en vez de proyectos anuales aislados y puntuales).
Francisco y Myrna comentaron también sobre la presencia indígena en la Cumbre del Clima, con unas 100 personas en representación de las 7 regiones socioculturales del mundo, proponiendo enfoque de DD HH, cuestionando las llamadas soluciones basadas en la naturaleza que impulsan las corporaciones, apoyo a la respuesta diferenciada (de países y pueblos) frente a la responsabilidad compartida, y más financiamiento directo a los pueblos indígenas. Sobre todo exigen cambiar el modelo, y acciones concretas: juntar corazón y coraje y compartir las buenas prácticas.
Sí, en Avilés se habló y mucho del desastre climático. El estudiantado de Secundaria participó también activa y creativamente. El ingeniero Paco Ramos, de Ecologistas en Acción, abundó en las propuestas que supongan transformaciones de calado, en los hábitos de empresas y ciudadanía, y por el control público de los recursos naturales (incluida el agua de Avilés).
Y, en general, se mostró que no, que los poderes empresariales y gubernamentales no están haciendo tarea para hacer cumplir ni el Acuerdo de París ni las otras demandas que, en paralelo a Avilés, se estaban argumentando en Escocia en la Cumbre COP26.
Y que como no hay PLANeta B no nos queda otra que insistir en que esas medidas enunciadas por las personas expertas, se hagan cumplir emergentemente.
Es decir, rápido y sin escapismos.
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