Política sin políticos
No es posible que alguien que no ha dado un palo al agua en su vida se convierta en político, menos en candidato a nada y menos regalarle un Ministerio.
Pues en España está pasando, todos los candidatos y sus acompañantes salieron de la cuna del ruque de las nuevas generaciones de los partidos, salvo excepciones son carajillos que, hasta sus currículos, titulaciones, proyectos, másteres, doctorados... traen tras de sí oscuros conseguidos. Lo vimos en varios, pues todo queda ahí, y ellos a seguir la mejor carrera que existe: la política. Aquí nadie les pedirá haber tenido una larga carrera empresarial, ser un gran personaje de las finanzas, de las letras, ni incluso tener meses de empleo.
Tenemos ministras como Irene y Belarra que no saben lo que es trabajar siquiera; ministros que tampoco han merecido tal designación, pero es igual con tal de tener apoyos para gobernar.
Dice muy poco de nuestra sociedad el permitir y no afear y fiscalizar a quienes cogerán la gestión de nuestra estabilidad, de nuestros presupuestos, de nuestros impuestos sin estar capacitados para ello.
Tenemos que dignificar la política, observen los principales candidatos (Pedro, Abascal, Casado, Rufián, Garzón, Irene...) y verán el porqué de esta crítica, no tienen personalidad, capacidad, preparación y empaque. No es posible seguir consintiendo que cualquiera valga para político, para ministra o para portavoz siquiera.
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