Yolanda Díaz
Yolanda es una política con gran personalidad, de ahí sus éxitos al frente del Ministerio de Trabajo.
Desprende mentalidad ganadora, no duda, es amable y enérgica, tiene desparpajo e influencia sobre los demás, pero ese carisma disminuye cuando se deja manipular. Trató de hacerlo Pablo Iglesias en su día nombrándola sucesora de todos sus fracasos. Casi pica, pero no, enseguida se desmarcó del machito Alfa.
Pero ahora la vimos más dubitativa, no supo actuar del mismo modo cuando Ada Colau, Mónica Oltra y Mónica Gracia la convencieron para hacer una especie de frente popular feminista; lideresas de una izquierda amalgamada, difícil de aunar, menos todavía despreciando por completo la parte masculina de la misma.
Yolanda por sí sola era mucho, unida a hembristas aprovechadas se convierte en una más.
Tenía una oportunidad, era ir madurando ese prestigio al frente del Ministerio para cuando vinieran las elecciones encabezar una coalición de izquierdas sin tanta presencia de esas que ahora le acompañan.
Yolanda se dejó manipular por esas tres mujeres, ahora tendrá enemigas en Podemos (Irene, Belarra y compañía); también en el PSOE, que la verán restándole votos, más todo ese entramado de confluencias de izquierdas que jamás aprende.
Tiró por la borda el buen hacer de estos años, todo por dejarse llevar por arribistas feminoides sin más.
En política la suma de una buena con tres mediocres no supera la individualidad.
Yolanda, te equivocaste y te precipitaste, todo al traste.
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